Por Ramón Antonio Negro Veras
Próximamente pondré a circular el libro: Parte de mi vida: para mis hijos, nietas y nietos, por lo que creo oportuno explicar a los destinatarios de este escrito, las razones que me impulsaron a escribirlo y publicarlo.
Por considerar que mi presencia en el medio social del país; mi incidencia en la vida pública por mas de 60 años, siendo testigo o actor de los hechos mas relevantes vinculados a la lucha por el bienestar y la libertad del pueblo dominicano, y mi vinculación con organismos y organizaciones internacionales de defensa de la liberación de los pueblos oprimidos y por la paz mundial, debían ser conocidos en detalles, por mis hijos, nietas y nietos, y las personas que me han tratado en los últimos años, decidí, al final del pasado año 2012, escribir tres trabajos con los títulos: a) Solamente para mis hijos, nietas y nietos; b) Algo más para mis hijos, nietas y nietos y, c) Mucho más para mis hijos, nietas y nietos.
En un principio, los citados escritos estaban destinados a ser conocidos, exclusivamente, por mis hijos, nietas y nietos, así como por amigas y amigos muy íntimos.
Luego, por sugerencia de mis descendientes, amigas y amigos que conocieron los tres trabajos, decidí convertirlos en un libro con el título: Parte de mi vida: para mis hijos, nietas y nietos.
Cada uno de los escritos está acompañado de una introducción. La del primero, la hizo Sara Pérez, al segundo, Julio Aníbal Suárez y, al tercero, José Domingo Fadul.
El prólogo del libro está escrito por el ingeniero José Israel Cuello H.
La obra comprende los siguientes episodios de mi existencia: a) desde mi nacimiento hasta los 15 años de edad; b) desde los 16 años hasta mi investidura en la universidad y, c) a partir de mi graduación como doctor en derecho en el año 1967, hasta el año 1989.
Algunos familiares y amigos me han dicho que la obra puede ser ubicada dentro del género autobiográfico, pero yo me inclino por identificarla como revelaciones.
Además de las introducciones y el prólogo, el libro contiene las opiniones que sobre el mismo emitieron mis hijos Jordi, HO Chi, Yury y Alexei, así como varias amigas y amigos.
Para que se aprecie la valoración preliminar que se ha hecho del libro, a continuación doy a conocer fragmentos del prólogo, de las introducciones, así como de las opiniones de mis hijos, ya indicados, y de las amigas y amigos que tuvieron a bien exponer sus opiniones.
UNA CITA DEL PRÓLOGO:
“Por ello, alabo el trabajo tenaz e incansable de Ramón Antonio Veras, de Negro; y, como su amigo y compañero de tantas largas jornadas, exhorto a los lectores de este libro a tomar las banderas del relevo, a rescatar del olvido a los que no han merecido ni el recuerdo en medio siglo, y a hacer su propia ruta; a hacer el propio camino que hace cada generación cuando asume, como ha asumido Negro Veras, la responsabilidad de desbrozar el monte y avanzar”. Por: Ing. José Israel Cuello.
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FRAGMENTOS DE LAS INTRODUCCIONES:
“Conociendo lo quisquilloso que es Negro –y las malas pulgas que lo acompañan- el hecho de que estas páginas escritas para una circulación doméstica pasen ante mi vista, es algo que considero como un gesto afectuoso de familiaridad y confianza.
Como consecuencia de ello, me atrevo a sugerir que el texto sea reconsiderado para una publicación más amplia. Tiene suficientes moralejas sólo con el hecho de que alguien distinguido en la sociedad, rememore con sencillez, sensibilidad y fidelidad, los años en que vivía descalzo, pasaba hambre y si se enfermaba era curado con un purgante de sen y cañafístula.
De alguna forma, el texto remite a los valores intrínsecos de los seres humanos, que andan tan distraídos, creyendo que ellos son y valen lo que son y valen sus zapatos, sus carros, sus trajes,
sus casas, sus cosas”. Sara Pérez.
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“Difícil es, que un hijo o nieto de Negro Veras, no asimile la lección de vida que constituye el discurrir de su existencia y se desvíe hacía el mal proceder, la holgazanería y el mal vivir. No se trata de monsergas y consejos que se quieren imponer; son relatos expresados con franquezas y objetividad, donde el relator no se presenta como el santurrón que existe en todo el que escribe la historia de su vida, desprovisto de debilidades y con mención única de sus virtudes, como si estuviere tocado por un halo divino, sino de un hombre que se levantó con esfuerzo propio e intensos sacrificios; que resultó ser un triunfador, en un medio donde solo se reconoce mérito a los poseedores de fortunas y abolengo. El habla con crudeza de la realidad vivida, haciendo énfasis también en sus deficiencias y precariedades, las que son atinentes a cada ser humano, lo que hace resaltar aún más la fidelidad y el valor de sus notas biográficas.
Al felicitar a Negro Veras, por tan atinada decisión de dar a conocer sus experiencias para que sirvan de lección a sus descendientes, también felicito a sus hijos, nietos y nietas, porque han tenido la dicha de contar con un padre y abuelo, que ha sido ejemplo digno para la sociedad, el que todos quisiéramos tener, pero no mucho tienen”.
Julio Aníbal Suárez.
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“Aunque estos mensajes están destinados a los descendientes y los hijos e hijas de estos, considero que los mismos deben llegar a todos los jóvenes de nuestro país, como un modelo a seguir y para que sirvan de estímulo de que se pueden alcanzar las metas deseadas y triunfar sin tener que recurrir a actos deshonestos, contrarios a la ley, al orden público y a las buenas costumbres.
Los hijos, nietos y nietas de Negro, deben sentirse orgullosos de tener un papá-abuelo como él y de recibir estas narraciones de lo que ha sido su vida pública como profesional del derecho y como político, que, conjuntamente con las dos anteriores, constituyen, a mi juicio, el mayor legado que deja a sus descendientes y a los hijos de estos. Espero que ellos valoren en su justa dimensión este importante texto y que sepan hacer un uso adecuado del mismo cuando se presente la ocasión”. José Domingo Fadul
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OPINIONES DE MIS HIJOS JORDI, HO CHI, YURY Y ALEXEI.
“Los tres mensajes sirven, a su vez, para saber que, como hombre, padre y ser humano, puedes y eres capaz de contar tu historia, tu vida; y lo haces con valor y transparencia, y esto me hace admirarte más”. Por: Licdo. José Jordi Veras R.
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“Tu juventud no puede ser más estimulante para mí, en el sentido del amor y compromiso con el país; y cómo la constancia, tesón y empeño en lo que crees y deseas, son la clave para triunfar en la vida”. Por: Dr. Ho Chi Ernesto Veras R.
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“Por eso te admiro papi, porque predicas con el ejemplo y tienes el consejo apropiado cuando lo necesito o tú piensas que lo necesito”. Por: Licdo. Yury A. Veras R.
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“Conocer detalles de su infancia, de su vida material y espiritual, con situaciones que lo marcaron hasta la madurez, me ayudan a entender mejor el carácter de papi. Relatos llenos de enseñanzas que ahora, de adulto, entiendo mejor y valoro mucho más”. Por: Dr. Alexei Valeri Veras R.
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TROZOS DE OPINIONES EMITIDAS POR AMIGAS Y AMIGOS:
“Solamente para mis hijos, nietos y nietas” es la intención titular que mueve el texto de Negro Veras, para contarles a tales descendientes directos las verdades que no son amargas sino, contrariamente, balsámicas: aromáticas, consoladoras y resinosas. Es un texto en el otoño de una vida que escribe un Pater familiar no sólo para su descendencia sanguínea y parentela, sino también para sus muchos amigos. Y porque no, para los hipócritas y rivales que muchas veces se han resentido de su aliento, de su voz y de sus palabras sin rodeo”. Por: Licdo. Danilo de los Santos.
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“Después de su lectura, hay que concluir que estas páginas trascienden el objetivo inicial de su autor de dejar un texto de rememoración para su descendencia, pues aquí se recogen, más allá de su estampa, datos, testimonios y descripciones sobre personajes, espacios urbanos, instituciones, alimentos, remedios, costumbres, prendas de vestir, edificios y hechos acaecidos en tres décadas de la microhistoria de Santiago. En tanto legado familiar, se trata de un texto cardinal, vertebral, en el que ofrece una aproximación de todas las vinculaciones emocionales, telúricas y sanguíneas de su vida, y en el que, prácticamente, no dejó escapar ningún recuerdo ni ninguna enseñanza, para que encuentren resonancia en la contemporaneidad, representada en sus nietos”. Por: Licdo. Edwin Espinal Hernández
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“Estos escritos, que ahora serán un libro, son un grito de amor a sus nietas y nietos, porque todos estos relatos formen una fuente didáctica venida de su bisabuela, y llegada a ustedes a través de su abuelo, como una necesidad categórica de que tenemos y debemos actuar con decencia, con honestidad, con misericordia, con justicia y desinterés para, de esa manera, imponer un cambio. Todos nosotros tenemos que ser mejores para que nuestra sociedad se renueve”. Por: Profesor Juan José Estévez E.
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“Después de todo esto, leer estas líneas para sus hijos y nietos, me parece una confesión de hechos con la intención de que su experiencia no se quede en el vacío. Me decías una vez que la única manera de que las generaciones te podrían recordar era escribiendo las vivencias, y aquí tienes plasmado de una manera llana, en blanco y negro, como dicen, un recordatorio no sólo para tus relacionados, sino para todos; esas lecciones de vida, que creo que tienen como propósito que tu esfuerzo, tu tesón, tu trabajo, tus valores, tus principios sean imitados, pero que tus errores y desaciertos que describes, no sean repetidos.
Creo que todos sabremos valorar tu esfuerzo, no todo el mundo dice ciertas verdades con tanta sinceridad. Te felicito”. Por: Dr. Rafael Estévez Reyes.
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“Estos apuntes sobre los orígenes, penurias y vivencias de sus 74 años de vida, que hoy pone en manos de sus descendientes, denotan el orgullo que siente de haber transitado ese camino.
El hecho es también apropiado y justo, de manera que todos lo conozcan como realmente es; sin la influencia de opiniones subjetivas e interesadas de sus enemigos y, por qué no, de sus amigos y admiradores”. Por: Ing. Félix M. García C.
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“La palabra escrita sirve, con frecuencia, como canal para el desahogo y la liberación de emociones reprimidas, muchos años calladas. A veces, las más profundas, las más dolidas. Por medio de ella se llora, se implora a los dioses del alma, se derrama la tristeza profunda, el dolor sentido. También, el placer que llena, la alegría que colma, aun sea por tanto solo momentos; por breves instantes de la existencia que quiere ser vida. Eso, como verdad casi palmaria, ha ocurrido con estas memorias del Dr. Ramón A. Veras, que, quizás como lo dicho, es un desahogo escrito hasta ahora callado”. Por: Dr. Domingo Gil.
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“Lo que sí recuerdo siempre, y será porque nos hemos seguido tratando, es de nuestros pasos por la Academia Santiago. Cuando llegué de Asturias (España) quise estudiar algo y cuando llegué a esa academia me hicieron un examen; como no tenía la preparación que exigían entonces, tuve que hacer un año de preparatoria; ahí fue que nos conocimos y nos graduamos como Contadores Públicos y Mecanógrafos.
Recuerdo también que entre los más destacados estaban tú, Eldon Marcos De Jesús Collins, quien era músico y pertenecía al Ejército Nacional, y el que suscribe. Recuerdo qué buenos profesores tenía esa academia para ese entonces. Entre ellos estaba el profesor Ordeix, quien era refugiado de la Guerra Civil Española, el profesor Ventura, Doña Victoria y otros más; nos daban las clases con mucha profesionalidad y con mucho cariño. Ahí aprendí algo muy importante, y es que hay que estudiar para aprender, no para pasar”. Por: Manuel González García.
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“Todo aquel que lea estas líneas sobre un distinguido cibaeño, debe creerlas a pie juntillas. Conozco a Negro Veras como si lo hubiera parido. Nadie mejor que yo conoce el estruendo de sus ronquidos cuando duerme plácidamente, sin importarle el insomnio ajeno. Incluso ronca durante las siestas que suele echar en el Santiago de sus amores, que no de los 30 Caballeros.
Puedo asegurar, asimismo, que es uno los tipos más aburridos cuando de diversiones se trata. La vida la toma demasiado en serio y no se da cuenta de que un relajo de sociedad, como es la del capitalismo monopolista, tiene que ser asumido de relajo o uno se vuelve loco con tanto abuso y miseria. Incluso, se deben combatir las desigualdades sociales con una sonrisa en los labios, cosa que, raras veces, Negro utiliza, a no ser en los ambientes más íntimos”. Por: Ing. Hamlet Hermann
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“A final del mes de julio del año pasado, recibí sendos correos electrónicos de Negro Veras conteniendo un enjundioso trabajo sobre su vida, que ya he denominado “su autobiografía” y que él lo dedica a sus hijos, nietos y metas. Al enviármelo también me considero parte de su núcleo familiar más íntimo.
Bajo esa premisa, llamé a Negro para sugerirle que un trabajo así y dada su trayectoria de vida pública, no debía ser exclusivo del circulo hogareño. Pienso que en el subconsciente, Negro tenía la intención de hacer del conocimiento general el documento originalmente reservado a su ámbito familiar. En efecto, lo deduzco del primer párrafo del escrito del autor. Inicia Negro así: “Con la finalidad de que conozcan lo que fue parte de mi vida material y espiritual en la niñez y que de igual manera mis vástagos, conozcan episodios de los primeros años de mi vida, hago este relato”.
La grandeza y el valor de la crónica de Negro Veras estriba en que una persona de la categoría social del mismo, exitoso en su vida profesional, reconocido por toda la sociedad dominicana, no tenga reparos en que se haga público su mísero (materialmente hablando) pasado. Esto lleva a la periodista Sara Pérez a afirmar que: “tiene suficientes moralejas sólo con el hecho de que alguien distinguido en la sociedad, rememore con sencillez, sensibilidad y fidelidad, los años en que vivía descalzo, pasaba hambre y si se enfermaba era curado con purgante de sen y cañafístola”. Por: Dr. Porfirio Hernández Quezada
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“La idea de Negro Veras de abordar el tema en “Sus Memorias” es muy oportuna. Amén, de que me revela su sensibilidad familiar, haciendo de sus Nietas y Nietos, prenda de su corazón humano, tan humano.
Estas sus memorias fue una inspiración que yo tanto aplaudo. Y es que, Señores, olvidar es la peor forma de hacer desaparecer. Aquello de lo que nadie habla, escribe, canta o celebra, deja de existir. Y en el caso de mi amigo Negro Veras, la memoria es la más subversiva herramienta de rescate; y se intenta hacer que olvidemos. Leyendo estas memorias me doy cuenta como es tratado el militante político: Con una crueldad que no admiten ni las leyes de la sociedad protectora de animales! Y todo, en nombre de, y bajo la protección del Estado! Es necesario entonces, recordar y rescatar”.Por: Reverendo Cesar Hilario
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“Mi casa estaba situada en la calle Duarte número 98. Allí, mis padres Antonio y Aracelis, acogían a los muchachos del barrio para compartir entre todos lo mucho y lo poco que teníamos (tiempos económicos difíciles). Mi mamá siempre tuvo un lugar especial en su corazón para un carajito jodón y trabajador, que tenía la edad de mi hermano mayor, Nelson. Ese era Negro, a quien lo considerábamos como uno más de la familia”. Por: Chilote Llenas.
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“He leído y releído tus interesantes apuntes; y viene a mí el recuerdo de aquella matrona, forjada con el material que se forjaban las heroicas madres espartanas, sencillas, recias, severas; preparadas para formar guerreros, hombres de caracteres fuertes, excelentes patriotas, buenos ciudadanos. Recuerdo a esa madraza cruzando las calles de nuestro querido e inolvidable solar que nos vio crecer. En mi recuerdo la veo caminando con paso largo y pausado, el pelo recogido a la usanza de la época, de ojos achinados, pequeños y de mirar soslayado; mirando desde arriba con aire desafiante pero seguro. Ella, la mujer callada, tranquila; pero con temperamento batallador con la vida diaria y con su nombre casi de flor: IDALIA. Tu madre, la formadora de una familia ejemplar, de un guerrero hoplita con una pesada armadura moral, a quien hoy todos conocemos, distinguimos, queremos; al que veneramos hoy como el mejor defensor del pueblo, el único confiable por su trayectoria, ese mismo, NEGRO VERAS. Baluarte invariable del antitrujillismo, enemigo jurado de todo lo que sea contra las leyes de la República y que ha conservado la misma visión optimista de la vida, a través de los años”.Ing. Leo Madera Fernández.
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“Así las cosas, podemos afirmar que la grandeza del hombre consiste en las huellas que deja en la sociedad:
Si un hombre tiene un origen humilde y supera sus limitaciones sin renunciar a sus valores y principios;
Si un hombre lucha, aun en las sombras de la clandestinidad y triunfa creando conciencia en una sociedad aplastada por la Tiranía;
Si un hombre defiende a su pueblo de una clase política corrupta y opresora;
Si un hombre escoge ejercer su profesión con transparencia, pasión y humildad, antes que disfrutar honorarios provenientes de causas injustas o corruptas;
Si un hombre decide escoger a sus amigos, antes que aceptar las imposiciones sociales;
Si un hombre cría a sus hijos apegados a principios y logra que los practiquen;
Si un hombre encuentra consuelo en la belleza de un atardecer y es capaz de derramar una lágrima como prueba de humildad;
Si un hombre ama a una mujer con tanta entrega que no la desprende de su corazón. Entonces estamos frente a un hombre que ha dejado grandes huellas, que merece ser tratado y recordado como un referente social que llena de orgullo a los dominicanos.
Que inmenso privilegio es reconocer que así son las huellas de Ramón Antonio Veras”.
Por: Licdo. Elías Pablo D.
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“Las penalidades que sufrió en su niñez, adolescencia y los primeros años de su juventud, entre otros, la falta de vivienda, “el tormento de inseguridad de habitación”, la muy escasa ropa para cubrir su cuerpo, el haber padecido hasta de hambre, si no total, “al menos parcial y circunstancial”; forjaron un carácter siempre dispuesto a enfrentar dificultades, valiente, luchador, perseverante y comprometido con nobles aspiraciones para abrirse paso y librarse de las graves condiciones materiales que sufrió; y para constituirse como un legionario en constante lucha a favor de altos ideales de superación de las estructuras de la pobreza, de la exclusión, y en pro de la redención social”. Por: Dr. Fernando Pérez Memén
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“¡Excelente oportunidad Negro querido, la de haber leído estas notas de Algo más sólo para mis hijos, nietas y nietos; y la posibilidad de estos comentarios que agradeceré, siempre de corazón, haber podido sumar a lo escrito!
Una recomendación sincera, la de terminar conformando una obra que trascienda a la familia, porque hay demasiada riqueza en la cotidianidad del relato, que es emocionante siempre. A veces, jocoso e hilarante; y otras, bien triste; pero siempre, conmovedoramente sentimental”. Por: Licda. Susi Pola
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“Al leer sus escritos me doy cuenta de que muchos de los aspectos que plasma en los mismos, han influido de manera muy positiva en mi vida personal y profesional; y que, el contar su vida de manera franca y sincera, sin ningún tipo inhibiciones, es una muestra más de la valentía y bonhomía del Dr. Veras.
Sus hijos y nietos deben sentirse orgullosos de él y, con ellos, el país con el que ha caminado de la mano en los buenos momentos y aquellos de triste recordación. Su legado a sus hijos y nietos, plasmado en sus escritos, no será privativo de ellos; pienso que es un patrimonio y un referente a seguir para las actuales y futuras generaciones.
Por: Licdo. Juan L. Reyes Eloy.
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Al leer estos tres folletos he llegado a la conclusión de que se puede dar fe del contenido de esta narración; y puedo afirmar que este libro no será de los hijos, nietas y nietos de Negro, sino que va a pertenecer como un valioso instrumento de educación para la juventud de hoy. Tendrá que ser tema de lectura y debate para esta generación ávida de conocimientos. La vida en familia, la honestidad, la ética y la moral; y lo que es el apego a ideales que conlleva luchar por el bien común y por una sociedad con justicia social”. Por: Mario Robles Fortuna
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“Aquilatado en todo su contenido y alcance, este texto es un valioso aporte biográfico que reseña la historia o microhistoria de una personalidad que por cinco décadas, ha gravitado y gravita con fuerza en la conformación de la opinión pública nacional. Se trata de una verdadera individualidad colectiva, que pretende en vano reducir al círculo de sus descendientes algunos pasajes de su vida. Propósito que es imposible por la naturaleza fundamentalmente pública del contenido del libro y por la propia vida del autor, cuyo privado existe, pero en proporciones muy limitadas en comparación con su larga, valiosa y ejemplar vida pública”. Por: Dr. Genaro Rodríguez.
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“Por eso celebro la decisión del autor de publicar estos escritos en forma de libro, después de escuchar las sugerencias de familiares y amigos.
Cada trabajo está precedido de un exordio escrito, respectivamente por la acuciosa periodista Sara Pérez y por los distinguidos juristas Dr. Julio Aníbal Suárez y el Lic. José Domingo Fadul, lo cual contribuye al propósito que anima a su autor de que tengan una más amplia divulgación.
Estos tres escritos del Dr. Veras constituyen realmente relatos autobiográficos donde minuciosamente va desgranando las ideas y experiencias que fundamentan su pensamiento.
Estos relatos autobiográficos nos dejan la idea de que las dificultades económicas y la adversidad no han sido obstáculos para que su autor alcanzara sus metas, muy especialmente, la de ser reconocido como un destacado abogado y un prestigioso jurista por la sociedad dominicana”. Por: Licdo. José Darío Suárez.
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“A pesar de que sus vivencias datan de mediado del siglo pasado y principio del presente, y no obstante las continuas y rápidas transformaciones de las costumbres de las sociedad y de las familias; el contenido de la obra sigue siendo una perla, una preciosa prenda de orientación para hijos e hijas, para aquellos que han decidido formar hogares y aspiran a tener familias dignas y sanas en esta deteriorada sociedad, cuyas orientaciones han sido puestas en práctica por el autor frente a esposa, hijos y nietos; lo que nos permite describir al Dr. Ramón Antonio Veras, como mejor hijo, mejor padre, mejor esposo, mejor amigo y, ahora, mejor abuelo”. Por: Licdo. Pompilio Ulloa Arias
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“El relato compuesto por los ensayos: “Solamente para mis hijos, nietas y nietos” (infancia); “Algo más sólo para mis hijos, nietas y nietos” (juventud y vida académica); “Mucho más para mis hijos, nietos y nietas” (ejercicio profesional); constituyen un relato familiar de las memorias de Negro.
Los tres relatos significativos de su tránsito por este mundo y su participación en la sociedad dominicana, reflejan disciplina familiar, consciencia social y el respeto por la condición humana; conductas indoblegables, a pesar de las limitaciones económicas, dignas de ser imitadas”. Por: Licda. Eunisis Vásquez
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“El recuento que haces de tu vida tiene, en mi opinión, diversos destinatarios: En primer término, tus hijos y tus nietos —lo que reconoces expresamente— y, además, los hijos de tus amigos; y, en ellos, toda la juventud dominicana. En segundo lugar, estamos tus familiares y amigos; y las generaciones de dominicanos que somos contemporáneos tuyos y que vemos reveladas nuestras vidas en ese largometraje, en el que reproduces las dichas y azares de nuestro país, desde la década de los años cuarenta, hasta el día de hoy”. Por: Luis Veras L.
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“Ya finalizando nuestros comentarios, vemos en este capítulo que Negro Veras identifica a sus hijos y nietos como sus descendientes familiares y como los posibles “continuadores jurídicos” de su misión y su obra. En el plano estrictamente familiar, el padre/abuelo quisiera que sus descendientes se mantengan unidos y cuidando los valores hogareños no exentos de entretenimientos como la pasión por el béisbol. En el plano de la tradición jurídica, Negro considera que sus descendientes, independientemente de su profesión, tienen que saber que ellos también deben servir al pueblo para luchar por los cambios necesarios, aun si se repitiesen las condiciones de represión extrema y asesina como la que se vivió en el régimen balaguerista. Sin embargo, siempre respetuoso y tolerante de las opiniones de sus hijos y nietos, deja estas decisiones en sus manos y se cuida de solamente presentar los hechos en los que él ha estado envuelto sin hacer una evaluación acabada de cada uno de sus actos y de sus intervenciones públicas, ya que esta tarea está reservada para las presentes y futuras generaciones”. Por: Licenciado Rafael Emilio Yunen.
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Hasta aquí los fragmentos extraídos de los escritos que contienen el prólogo, las introducciones y las opiniones de hijos, amigas y amigos, y que figuran en el libro: Parte de mi vida: para mis hijos, nietas y nietos.
En su oportunidad, una vez la obra esté impresa y escogida la fecha de su presentación, con mucho gusto lo pondré en conocimiento de mis familiares, amigos y amistades para que me acompañen en esa actividad.