El Hospital General Universitario Gregorio Marañón, de Madrid, encabeza una terapia pionera en humanos que utiliza células cardíacas alogénicas, es decir procedentes de donantes, para reparar el tejido dañado de un paciente tras sufrir un gran infarto agudo de miocardio.
Este ensayo clínico fue presentado con el objetivo de tratar a 55 pacientes, aunque de momento se ha intervenido sobre siete.
Su evolución, que es muy favorable, ha permitido constatar que estas células se pueden administrar “con total seguridad y de forma sencilla en pacientes en una situación grave”, según el doctor Francisco Fernández- Avilés, jefe de servicio de cardiología del hospital.
Cero toxicidad
En esta primera fase se ha comprobado que la dosis empleada no produce “ninguna toxicidad, ni daño tejido cardiaco, ni ningún problema de tolerancia e inmunología”, según Fernández- Avilés.
Las células de los donantes se obtienen de los tejidos cardiacos que han sido desechados cuando se les ha practicado una intervención quirúrgica, como una cirugía valvular.
Luego las células se expanden en el laboratorio hasta alcanzar la dosis necesaria de 35 millones por paciente.
Una cantidad que parece muy abultada, pero no tanto si tenemos en cuenta que de una biopsia se sacan cientos de millones de células, con lo que hacen falta muy pocas biopsias de donante para tener una muy buena expansión de las mismas.
El perfil del paciente, mientras, es el de una persona que ha sufrido un gran infarto, con una afectación grave del tejido cardiaco y con mayor riesgo de padecer una insuficiencia cardiaca. Este tipo de infartados representan el 20% del total.
El ensayo ha sido avalado por la Comisión Europea a través del proyecto denominado CAREMI, en el que participan más de veinte entidades europeas.