El nuevo gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, anunció hoy la puesta en marcha de todas las iniciativas para que la isla deje de ser un Estado Libre Asociado a EE.UU. y se incorpore a ese país plenamente, durante la ceremonia que le convirtió en jefe del Ejecutivo para los próximos 4 años.
Rosselló adelantó que durante la jornada se unirá a la representante, sin voto, de Puerto Rico ante el Congreso estadounidense para viajar a Washington, con el objetivo de iniciar la gestiones para poner fin al actual estatus de las isla, a su juicio la razón última de todos los problemas del territorio caribeño.
“La crisis está relacionada directamente con el colapso de la colonia”, dijo Rosselló en las primeras palabras del discurso que pronunció tras convertirse en el nuevo gobernador de la isla.
Adelantó que en el viaje que hoy mismo emprenderá a Washington se va a presentar ante las autoridades estadounidenses un proyecto de admisión de Puerto Rico como un nuevo estado de EE.UU., el principal estandarte del Partido Nuevo Progresista que lidera y que se impuso en las pasadas elecciones del 8 de noviembre.
Rosselló, para remarcar si cabe más su postura en el asunto del estatus, no repitió durante el juramento de su nuevo cargo las palabras exactas de la jueza del Tribunal Supremo de la isla caribeña Maite Oronoz en la que le pedía fidelidad para el Estado Libre Asociado y optó por usar solo Puerto Rico.
Durante la campaña electoral, el nuevo gobernador había dejado claro que de salir elegido pondría en marcha todos los mecanismos posibles para acabar con un estatus actual que él y su partido consideran colonial.
“Estados Unidos no puede ser modelo de democracia en el mundo cuando discrimina a 3,5 millones de sus ciudadanos”, dijo Rosselló sobre el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, que cuenta con Legislativo y una constitución propia desde 1952 que le permite cierto grado de autonomía, aunque supeditado a Washington en fronteras, relaciones diplomáticas o defensa.
Lo puertorriqueños que viven en la isla no pueden votar por el presidente de Estados Unidos, aunque sí en el caso de que residan en territorio continental.
“No se podrá solucionar la crisis sin solucionar la situación política”, subrayó enérgicamente Rosselló, para quien el asunto quedó, a su juicio, claro en 2012, cuando con motivo de las elecciones generales se preguntó además a los puertorriqueños sobre el estatus político de la isla.
En esa consulta de 2012 se hicieron dos preguntas: en la primera el 54 % de la población dijo no estar de acuerdo con el actual estatus, y en la segunda el 61,1 % abogó por la anexión, el 33,3 % por el Estado Libre Asociado Soberano (una variante poco definida del actual estatus) y tan solo el 5,5 % por la independencia.
Otros plebiscitos sobre el estatus de Puerto Rico se realizaron en los años 1967, 1993 y 1998, aunque como el de 2012 ninguno vinculante.
Rosselló dijo hoy que además de ser positivo para Puerto Rico el que Estados Unidos incorpore plenamente a la isla caribeña, significaría “llevar a EE.UU. a la frontera con el Caribe” y un ejemplo de “diversidad cultural”.