Santiago. La presencia haitiana comienza a reducirse en los espacios laborales en Santiago y otros pueblos del Cibao, un día después de concluir el plazo para regularizarse.Y es que mientras algunos decidieron salir por cuenta propia y cargar con sus ajuares por temor a las deportaciones arbitrarias, otros se mantienen ocultos en espera de una decisión gubernamental.
En el mercado de Pueblo Nuevo, donde prácticamente la mitad de los buhoneros son de nacionalidad haitiana, apenas quedaron 60 que al parecer pudieron regularizarse.
De ese mercado viven aproximadamente dos mil vendedores informales que cada jueves ofertan sus mercancías o que acuden a comprar, y de esos más de la mitad son de origen haitiano. En el sector agrícola apenas el 50 por ciento logró regularizarse y en el de la construcción en un 40 por ciento.
En plantaciones agrícolas y granjas de cerdos y pollos de la provincia Espaillat también se redujo la presencia de indocumentados haitianos. Lo mismo sucede en comunidades de La Vega y Licey al Medio, donde desde el pasado lunes, algunos de los haitianos comenzaron a marcharse hacia territorio haitiano, con parte de sus pertenencias.
En tanto que en la comunidad de Rafey, representantes del Movimiento Guardianes Comunitarios, demandaron que además del censo para determinar la presencia haitiana, se haga lo mismo con personas de otras nacionalidades que permanecen en el país sin ninguna documentación. Y en ese sentido indicaron que cada día son más los chinos que llegan al territorio nacional.
La española María Avilés, quien lleva ya varios años residiendo en Santiago y cuya pareja es de nacionalidad haitiana, teme ahora que puedan deportar a su esposo, debido a que este no logró regularizarse. Durante un año y ocho meses del proceso de regularización, en Santiago acudieron a inscribirse alrededor de 24 mil extranjeros. De esos, el 98% fue de nacionalidad haitiana.