El director regional del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA), Miguel Barreto, destacó que el principal reto que tiene República Dominicana en materia de seguridad alimentaria es reducir la anemia que afecta a más de 250,000 niños y niñas, y disminuir los índices de desnutrición crónica que ronda el 7% de esta población.
Reveló que en América Latina y el Caribe existen 47 millones de personas que viven en inseguridad alimentaria y dijo que las condiciones son casi las mismas en toda la región por el alto índice de inequidad social que existe.
Barreto hizo un llamado a los gobiernos para que redoblen los esfuerzos en función de combatir el hambre oculta, lo que implica garantizar una nutrición adecuada, con la cantidad y calidad de micronutrientes en la alimentación de los más vulnerables, sobre todo los niños y niñas menores de cinco años.
Durante una entrevista exclusiva concedida a LISTÍN DIARIO en el marco de su reciente visita al país, los días 29 y 30 de enero, el funcionario de las Naciones Unidas refirió que si los gobiernos no se empeñan en proporcionar una nutrición adecuada a la población más vulnerable, generarán una hipoteca social a largo plazo.
Valoró que en República Dominicana existe conciencia en el abordaje de la desnutrición crónica y la anemia como tema prioritario de políticas públicas e inversión social, sin embargo, expuso que se necesita una alianza público-privada, porque aseguró que “este es un problema de todos los sectores y todos deben trabajar para mejorar el estado alimentario de la población”.
Barreto manisfestó que es fundamental que las redes de protección social se sigan modernizando, no sólo para poder generar mayor acceso de la población infantil y juvenil a programas sociales como alimentación escolar o nutrición, sino que se pueda reforzar con mecanismos innovadores de cómo vincular al productor pequeño a las opciones de mercado que ofrece el propio Estado.
Apuntó, además, que se deben promover en forma más activa, acciones de desarrollo orientadas a generar resiliencia (capacidad de responder a situaciones adversas), sobre todo en las comunidades más vulnerables, no sólo a la seguridad alimentaria y la pobreza, sino también a los desastres naturales.