BOGOTÁ.- Mientras la Constitución de EE.UU. solo ha tenido 27 enmiendas desde 1787, la última en 1992, las de varios países en América Latina han sufrido grandes modificaciones o han sido redactadas de nuevo en los últimos años, en muchos casos para dar pie o ampliar la posibilidad de reelección presidencial.
El Congreso de Nicaragua acaba de aprobar una reforma parcial constitucional que refuerza los poderes presidenciales y establece la posibilidad de reelección, hasta ahora no contemplada, aunque el actual mandatario Daniel Ortega logró ser reelegido en 2011 con ayuda de los jueces sandinistas de la Corte Suprema.
El sandinista Ortega, de 68 años, asumió la jefatura del Estado en 2007 para un periodo de cinco años, en 2012 inició un segundo mandato y en 2017 puede afrontar un tercero, ahora que la Constitución le permite presentarse a las elecciones de 2016.
La actual Constitución nicaragüense entró en vigor en 1987 y desde entonces ha sido reformada en 1990, 1995, 2000, 2004, 2005, 2007 y ahora.
Las actuales constituciones de Venezuela, Ecuador y Bolivia, que al igual que Nicaragua pertenecen a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), son las más nuevas de la región.
En estas cartas magnas se hace énfasis en lo social y se refleja la oposición al neoliberalismo y a la globalización de los gobernantes que las promovieron, así como su intención de no pasar fugazmente por el poder, un deseo cumplido en todos los casos.
La Constitución venezolana de 1999, promovida por Hugo Chávez al poco tiempo de llegar al poder, fue enmendada diez años más tarde a instancia suya precisamente para permitir la reelección inmediata de cualquier cargo de elección popular de manera continua o indefinida.
Chávez, que fue presidente de Venezuela desde 1999 hasta su muerte en 2013, trató sin éxito de reformar íntegramente su propia Constitución en 2007, pero dos años después la ciudadanía dijo “sí” en un referéndum a la por ahora única enmienda a la Carta de 1999.
El presidente boliviano, Evo Morales, que acaba de cumplir ocho años consecutivos en el cargo, promovió en su primer mandato la redacción de una nueva constitución para “refundar” Bolivia.
La Constitución de 2009 estableció que el máximo que una persona podía estar en el poder eran dos mandatos consecutivos, pero en mayo de 2013, en medio de una gran polémica, se promulgó una ley que permitirá a Morales ser candidato en los comicios de 2014.
También el presidente de Ecuador, Rafael Correa, que lleva en el cargo desde 2007, promovió una nueva constitución, la de 2008, que limita a dos los mandatos presidenciales consecutivos.
Hace solo unos días ha ratificado que no tiene intención de cambiar la Carta Magna para seguir en el Palacio de Carondelet más allá de su actual mandato, que concluirá en 2017.
“Es un gran daño que una persona sea tan indispensable, que haya que cambiar la Constitución para afectar las reglas de juego. Hay gente capaz” de sucederme, señaló este mes.
En Colombia la Constitución fue reformada en 2004, para establecer la posibilidad de la reelección inmediata por una sola vez, a instancias del entonces presidente, el conservador Álvaro Uribe, quien pudo así renovar el mandato en 2006.
Los uribistas trataron de que su líder pudiera seguir en el poder más allá de 2010 por la vía de un referendo, pero la Corte Constitucional rechazó esa posibilidad en 2010.
En Argentina, la última reforma constitucional, la séptima desde 1853, data de 1994 y una de sus novedades fue la introducción de la reelección presidencial inmediata por una sola vez.
El entonces presidente Carlos Menem, no contento con la posibilidad que se le brindaba de seguir en el poder, coqueteó con la idea de abrir las puertas a una segunda reelección consecutiva, popularmente conocida como “re-re”, pero todo se quedó en un deseo.
Los partidarios de Cristina Fernández, reelegida en 2011, también hablaron de hacerla “eterna” mediante una reforma constitucional pero no se llegó a nada y la hoy presidenta no podrá ser candidata en las elecciones de 2015.
No es el deseo de perpetuarse en el poder de un gobernante lo que producirá pronto cambios en la Constitución de México, que data de 1917 y ha sido enmendada en varias ocasiones, la última en 2013.
El Congreso debatirá en el periodo de sesiones que comienza este 1 de febrero los cambios constitucionales necesarios para acometer las reformas que con el fin de modernizar su país ha acometido el presidente de México, Enrique Peña Nieto, como la energética y la político-electoral.
No prevé cambiar el sistema de elección presidencial por un solo mandato, el “sexenio”, pero sí introduce la reelección de cargos locales y de legisladores federales.
En Cuba, la Constitución de 1976 fue reformada en 1992 y no hay cortapisas para renovar mandatos, aunque el presidente Raúl Castro, reelegido por la Asamblea Nacional en 2013, ha anunciado que promoverá una reforma constitucional para limitar los mandatos políticos a diez años y establecer una edad máxima para ocupar las principales responsabilidades del país.
Raúl Castro, cuyo hermano Fidel estuvo más de 40 años al frente de Cuba, anunció también que tras su actual mandato de cinco años dejará el poder.