Por María Isabel SÁNCHEZ (AFP)
San José — El auge de la izquierda en América Latina podría verse reforzado con un triunfo del Frente Amplio que sería histórico en Costa Rica y la reelección de la exguerrilla del FMLN en El Salvador, en comicios simultáneos el domingo.
Una polarización “izquierda versus derecha”, inédita en Costa Rica y que se repite en El Salvador, coincide en estos comicios generales y presidenciales, respectivamente, ambos apretados y con segunda vuelta en el horizonte, según las encuestas.
“Tienen en común el día y la campaña del ‘miedo’; pero son dos izquierdas, dos historias, dos países, dos candidatos muy diferentes”, resumió a la AFP el analista político y económico salvadoreño Roberto Cañas, académico de varias universidades en San Salvador.
En Costa Rica, el joven diputado y ecologista José María Villalta, de 36 años, del Frente Amplio (FA), figura entre los favoritos junto con el exalcalde capitalino Johnny Araya, de 56 años, del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN, derecha), según los sondeos.
“El apoyo al FA es multi-ideológico. Villalta recoge un descontento, un voto de protesta no solo contra el sistema político sino económico. De ahí esa fuerte subida de una izquierda tradicional en Costa Rica”, dijo a AFP el politólogo Jaime Ordóñez, director del Instituto Centroamericano de Gobernabilidad.
En El Salvador, el candidato del gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), actual vicepresidente Salvador Sánchez Cerén, de 69 años, encabeza los sondeos frente al exalcalde capitalino Norman Quijano (67), de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha).
“El apoyo al FA es multi-ideológico. Villalta recoge un descontento, un voto de protesta no solo contra el sistema político sino económico. De ahí esa fuerte subida de una izquierda tradicional en Costa Rica”, dijo a AFP el politólogo Jaime Ordóñez, director del Instituto Centroamericano de Gobernabilidad.
A diferencia de 2009, cuando con un candidato moderado, el periodista Mauricio Funes, la izquierda logró la presidencia por primera vez en la historia salvadoreña poniendo fin a 20 años de gobierno de Arena, esta vez el FMLN apuesta a alguien salido de sus entrañas, un excomandante guerrillero, para frenar la intención de la derecha de recuperar el poder.
En los comicios costarricenses la situación es más impredecible: otros dos candidatos, uno de derecha, Otto Guevara, y otro de centro-izquierda, Luis Guillermo Solís, siguen de cerca a Araya y Villalta.
“Si fueran solo dos fuerzas como en El Salvador sería más fácil de definir, lo real es que en Costa Rica hay una atomización”, comentó el analista costarricense Víctor Ramírez.
Si ningún candidato alcanza un mínimo de 50% en El Salvador y de 40% en Costa Rica, la contienda se decidirá en segundas rondas el 9 de marzo y el 4 de abril, respectivamente.
De modelos y miedos
Aunque son izquierdas diferentes, un triunfo en Costa Rica y en El Salvador reforzaría la influencia de esa corriente que, con matices, gobierna en la mayoría de América Latina y podría equilibrar la balanza en Centroamérica, con gobiernos de derecha en Guatemala, Honduras y Panamá, e izquierda en Nicaragua.
“No creo que a Estados Unidos le esté haciendo muchas cosquillas. Tampoco a los empresarios centroamericanos, que han transnacionalizado sus intereses y tienen derecho a picaporte, pues invierten en los partidos y cobran después”, comentó Cañas.
Dos modelos se contraponen, el neoliberal de ARENA y del PLN, y el otro más estatista y social del FMLN y el FA, sin pelearse con Estados Unidos, mayor socio comercial de ambos países. En el caso de El Salvador, es fuente de las remesas de los migrantes, que sostienen la economía.
“No creo que ninguno busque transformaciones del modelo en el fondo. No viene la revolución cubana o el chavismo venezolano a estos dos países”, opinó Cañas, para quien el FMLN y el FA deben, si ganan, tomar medidas impopulares para sanear las economías.
En entrevista con la AFP, Villalta señaló que “Costa Rica tiene su propia tradición de desarrollo de un ‘socialismo a la tica’, aunque se ha satanizado a las fuerzas políticas de izquierda”.
En Costa Rica, la polarización sacó a relucir a Cuba, Venezuela o Nicaragua en lo que el FA llamó la “campaña del miedo”. El Tribunal Supremo Electoral reprendió incluso a dos empresas que recomendaban a sus empleados no votar por el “comunista”.
“Comunista”, “chavista”, “amigo de Ortega”, le señalaron a Villalta sus adversarios.
“No creemos que se pueda copiar un modelo de otro país”, dijo Villalta, para quien Costa Rica debe aprender de los éxitos y errores de la izquierdas latinoamericanas y seguir su “propio camino”.
En El Salvador, que sufrió una guerra civil entre 1980 y 1992 en plena guerra fría, ese tipo de campaña fue aplicada con fuerza en 2009. Pero tras cinco años de gobierno moderado del FMLN, en el que se mantuvo la economía dolarizada y no hubo fuga de inversiones, Quijano enfiló contra Sánchez Cerén acusándolo de tener “un oscuro pacto” con las pandillas.
“Decían que a los niños se los iban a llevar a Cuba y a los viejitos a hacerlos jabón. Que si se tenían dos gallinas una era de uno y la otra del Estado. Esa campaña en El Salvador no funcionó, vamos a ver en Costa Rica”, dice Cañas.