Una inusual tranquilidad reina este domingo en La Habana, donde el habitual bullicio y ajetreo de sus calles ha mutado en una apagada calma en el segundo día de luto nacional, mientras los cubanos empiezan a digerir la pérdida de Fidel Castro, una noticia “muy triste” para la mayoría.
“Es una noticia muy triste y todos la sentimos. En independencia de las ideas, era un hombre admirable, respetable y querido por su pueblo, o al menos por la mayoría”, afirmó a Efe Leonel, consciente de que su figura también genera animadversión entre algunos cubanos, que sin embargo en la isla no se han hecho notar demasiado.
Para este cubano de 43 años, la muerte de Fidel, retirado del poder desde hace diez años, no va provocar grandes cambios en Cuba ya que “su legado perdurará, como lo ha continuado Raúl todos estos años y como continuó tras la caída del campo socialista”, que es como llaman en la isla a la extinta Unión Soviética.
A pesar de que una enfermedad le apartó del poder en 2006 y con los 90 años ya cumplidos en agosto, su fallecimiento, a las 10.29 horas del 25 de noviembre de 2016, cogió por sorpresa a muchos cubanos, acostumbrados a incesantes rumores sobre su muerte que nunca eran verdad.
“Fue una noticia impactante. Sabíamos que ese momento iba a llegar pero no pensamos que fuera tan repentino. Nos acostumbramos a tenerlo cerca”, contaba apenada Daniela, estudiante de enfermería.
Su compañera, Amanda, estaba haciendo prácticas esa noche en el hospital cuando su madre la llamó para darle la noticia de la muerte del comandante en jefe de la Revolución, a quien todos los cubanos tienen que agradecer “la salud y la educación gratis”,