Ayer martes, comenzaron a retornar a sus hogares decenas de familias que tuvieron que abandonar sus viviendas, ubicadas próximo a ríos, arroyos y cañadas que atraviesan esta ciudad, luego del paso del huracán Fiona.
Comunitarios en el Hoyo de Bartola, por donde pasa el arroyo Gurabo, explicaron que decidieron regresar, ya que, a pesar de las lluvias y los vientos ocurridos durante el paso del fenómeno atmosférico, no se registraron situaciones de peligro en el lugar.
“Al ver que no ocurrió nada del otro mundo decidimos regresar a nuestras casas”, declaró Herminio de la Cruz, de 78 años de edad.
Cerca de 200 familias viven en condiciones infrahumanas en los alrededores del curso de agua, convertido en un vertedero y lugar de descarga de los residuos sanitarios.
Sus moradores dicen esperar que el Gobierno agilice la construcción del proyecto habitacional dirigido a las familias afectadas por las constantes inundaciones que se registran en la zona en tiempo de lluvias.
“No perdemos la esperanza de que en un futuro nos saquen de aquí de manera definitiva”, externó Herminio de la Cruz.
Dijo estar cansado del mal olor que sale del arroyo, ubicado a pocos metros de su vivienda, construida en madera y zinc.
Un techo digno es el clamor de todas las personas que residen en el Hoyo de Bartola.