¡Hola! queridos lectores y lectoras
En toda ciudad histórica hay un discurso meta- arquitectónico encarnado en las piedras y los espacios. Tal es el caso de Cuzco la antigua capital del imperio inca, que está situada a 3,000 metros sobre el nivel del mar en medio de las profundidades de la impresionante Cordillera Andina. Fue precisamente ahí donde fundaron los incas la capital de su histórico imperio, y fue Cuzco, probablemente la mayor ciudad de la América Pre-hispánica. Su orden urbanístico asombra y maravilla, aún hoy, en la época actual: de la plaza central partían las cuatro grandes provincias del esplendoroso Imperio Incaico, que se desarrolló a partir de un trazado, en el que se observa un gran sentido práctico, y la dotes de eficacia de los “hijos del sol” como constructores.
En mi reciente viaje a Cuzco observé con detenimiento las calzadas que facilitaron las comunicaciones y el intercambio comercial de los incas con los pueblos que llegaron a dominar conformando un gran imperio, que llegó a tener según los datos de los historiadores aproximadamente 18 millones de personas.
Caminar hoy por las calles de Cuzco significa encontrar el alma de las culturas milenarias de la América pre-hispánica, representada en la fusión de lo europeo y lo indígena, un punto de contacto entre el viejo y el nuevo mundo: corresponde al visitante descubrir la magia inconfundible de una ciudad que es única en el mundo.
El mestizaje de Cuzco es completamente diferente al del Caribe, por ejemplo, en cuanto a la alimentación, fue y sigue siendo en parte europea y en parte indígena.
En cuanto al idioma, Junto al español se hablan el quechua y otras lenguas nativas que se mantienen vivas en la comunidad de hablantes.
En agricultura y fertilización se conservan intactas las técnicas indígenas, la siembra en terrazas etc., así como en la industria del tejido, alfarería, orfebrería se mezclan la tradición europea y la nativa. Lo cierto es que Cuzco es una fusión particular, y tanto en la ciudad como en los alrededores, se conservan restos de las enormes construcciones ciclópeas, estructuradas con bloques de piedra unidos sin mortero que edificaron los Incas, junto a las aportaciones técnicas y estilísticas de la colonización española. De ahí que la ciudad actual conserva elementos tradicionales autóctonos y coloniales que dan al arte sus características peculiares. Tanto por su antigüedad como por su importancia artística, la arquitectura religiosa cuzqueña es única: la Catedral de tres naves y fachada Barroca, la Iglesia de Santo Domingo, edificada sobre las grandes piedras cuadradas del Coricaucha Inca o templo del Sol, el templo de la Compañía de Jesús edificado sobre las ruinas del Amurocancha, y que era el palacio del Inca Huainacapac. Este conjunto es muy visitado por el turismo internacional que llena de vida la ciudad. Al igual el Convento de la Merced, el de los Franciscanos, y Santa Clara, con su iglesia ornamentada con elementos neoclásicos.
Son famosas en la historia de la arquitectura universal las hermosas residencias coloniales cuzqueñas, con sus balcones de estilo Plateresco, Barroco y Neoclásico, así como las pequeñas casas construidas con bloques de adobe cocido pintadas en blanco y con techos de tejas rojizas, que reproducen la arquitectura mediterránea de España.
¡Que hermosa es Cuzco! con sus estrechas calles adoquinadas en los Siglos XVI y XVII. Por ellas observo a los descendientes de los incas, con sus coloridas vestimentas y su música ancestral…. Ellos son parte de la actual realidad del continente Americano. Una tierra que cada día expande con fuerza los elementos que han posibilitado su asombrosa continuidad cultural en el espacio de lo universal. Las ciudades históricas como Cuzco son una epopeya escrita en un lenguaje mítico- histórico de gran significación.