SANTO DOMINGO.- Nuevamente la Iglesia Católica emite su voz de alarma y lamenta que la violencia en la República Dominicana se esté manifestando de manera cruel, e igualmente deplora que muchas personas han perdido el respeto por la vida propia y la ajena, llegando a extremos devastadores.
Se apena de que en estos tiempos cualquier persona posee un arma de fuego, “que hiere y mata”, sin estar apto mentalmente para portarla.
“Conocemos personas que viven en condiciones muy precarias pero consiguen dinero para comprar un revólver o una pistola, piensan que eso los hace más hombre”, destaca el clero.
Estas y otras puntualizaciones sobre el tema están recogidas en el editorial de la más reciente edición del periódico Camino, órgano de difusión impreso de la Iglesia Católica en el país.
Asimismo, cuestiona el crecimiento en el comercio de las armas de fuego, a un nivel que “espanta”.
Señala que hay una relación muy estrecha y peligrosa entre la inseguridad ciudadana y el porte y tenencia de las armas.
“Muchos dominicanos se están armando para defenderse de los delincuentes, pero muchas veces son presas más fáciles de estos, que los atracan para despojarlos de las mismas, trayendo como consecuencia la muerte”, añade.
Cree propicia la ocasión, comenzando este 2016, que las autoridades oficiales trabajen en un plan para detener el tráfico de armas.
Cuando antes de pensaba que el gran tráfico de armas se producía por la frontera con Haití, las propias autoridades han aclarado que dicho trasiego ocurre por los puertos y aeropuertos del país, por lo que el semanario católico se pregunta ¿y dónde están los controles de parte de los organismos de seguridad del Estado?
Exhorta a que las autoridades dominicanas no permitan que el país pase por la triste experiencia de Estados Unidos, donde la cantidad de armas en manos de la población civil llena a esa gran nación de tragedias espantosas.
Señala que en territorio estadounidense se ven centros educativos, hogares y otros espacios convertidos en campos de batalla, siendo los protagonistas jóvenes y adultos que perdieron el sentido de la vida y cometen acciones que llenan de llanto y luto a familias y pueblos que sufren los riegos de una violencia infernal.
“Todavía estamos a tiempo para trabajar por una cultura de paz. Estemos claro, mientras más armas de fuego están en las calles, mayor violencia padecemos. Hay que evitar que el afán de algunos de amasar fortunas, no importando los medios para alcanzarla, nos destruya el país y transforme esta patria de nuestros sueños y amores en un país de sálvese quien pueda”, precisa para concluir:
“El nuevo año 2016 nos llama a vivir de forma civilizada”.