BRASILIA, 14 Oct 2015 (AFP) – En medio de un clima de zozobra, el gobierno de Brasil trabaja contrarreloj para blindarse de un movimiento opositor que busca someter a juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, que afirmó rotundamente que se trata de un “golpe”.
“Hay una búsqueda incesante de la oposición de acortar su camino al poder, de dar un salto y llegar al gobierno dando un golpe”, declaró la mandataria en un encendido discurso durante un acto sindical en Sao Paulo la noche del martes, en medio de una severa crisis política que acorrala a su segundo gobierno
“Se trata de construir de forma artificial un impedimento a un gobierno elegido por el voto directo”, insistió la mandataria izquierdista.
Tras una mañana cargada de rumores, el presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, quien debe decidir si da lugar a un pedido de impeachment contra la mandataria respaldado por el principal partido de la oposición, el PSDB, por irregularidades en el manejo de las cuentas públicas, dio una bocanada de oxígeno al gobierno al postergar su pronunciamiento para la semana próxima.
El PSDB (centro), derrotado ajustadamente por Rousseff en las elecciones de hace apenas un año, es el mayor sostén político de un pedido presentado por juristas para someter a la mandataria a un proceso de destitución, iniciativa que también es respaldada por otros partidos y activistas de la sociedad civil.
“El golpe que los inconformistas quieren cometer es un golpe contra el pueblo. Pero pueden tener certeza de que no lo conseguirán”, desafió la mandataria, que ya había hablado en otras ocasiones de golpe pero sin tanta vehemencia.
En el acto de la central sindical CUT también participó el antecesor de Rousseff, Luiz Inacio Lula da Silva y el exmandatario uruguayo José Mujica. Los tres fueron ovacionados por los participantes.
Cuestión jurídica
La demanda contra Rousseff se basa en violaciones a las leyes que rigen la administración pública, una tesis que ganó fuerza luego de que la auditoría de la República considerara que el gobierno maquilló las cuentas públicas del 2014 para dar idea de una mejor gestión