La tesis de que la clase dominante dominicana no ha llegado a ser todavía clase gobernante ha quedado demostrada de manera irrefutable en los primeros días de este mes de enero con varios hechos, de los cuales sobresalen dos porque son ejemplos que pueden ser apreciados objetivamente por todos los que observan con cierto detenimiento la vida pública del país; y estamos refiriéndonos a la designación como director general de Aduanas y Puertos del ingeniero electromecánico Pedro Porrello Reynoso, que hasta ocho días antes había sido el secretario de Educación y Bellas Artes, y a la escandalosa muestra de improvisación que ha dado el gobierno nacional a la hora de poner en ejecución el papel que le tocaba desempeñar como firmante del Acuerdo de San José.
Por sí solo, el nombramiento de secretario de Estado de Educación en favor de Porrello Reynoso fue una demostración de que el país no tiene una clase gobernante porque el nuevo ministro no tenía antecedente alguno, ni político ni técnico, que justificara su designación Para ese cargo, uno de los más importantes, desde varios puntos de vista, que hay en el aparato del Estado. Pero haberlo llevado a esa posición pude haber sido un error si no hubiera sido, como fue, resultado del hecho de que la falta de una clase gobernante hace muy difícil escoger altos funcionarios que llenen a cabalidad los requisitos que demandan las funciones que van a desempeñar.
A la hora de buscar un sustituto del Dr. Castaños Espaillat Para ocupar la jefatura de la escuela dominicana, el presidente Guzmán no lo encontró y echó mano del ingeniero Porrello como hubiera podido hacerlo con otra persona tan desconocida y tan incompetente como Porrello, y eso explicaba que lo pusiera en la alta y delicada posición en que lo puso, ¿pero qué explica que ocho o diez días después de haberlo destituido y de haber nombrado en su lugar a una persona que no tiene mejores condiciones que Porrello haya decidido designar a Porrello director .general de Aduanas y Puertos, y sobre todo, como puede nadie explicar que Porrello haya aceptado esa nueva posición para la cual no tiene, hasta donde se sepa, ninguna clase de preparación?
Pasar de buenas a primeras de la Secretaría de Estado de Educación a la dirección general de Aduanas y Puertos es una manera de dar un salto en el vacío y al mismo tiempo descender en forma vertiginosa ante la opinión pública, pero ese salto y ese descenso no afectan Para nada al ingeniero Porrello debido a que él no tiene noción de lo que le ha pasado; y no la tiene porque no forma parte de una clase gobernante cuyos miembros tendrían, en caso de existir, conciencia de cuál es su papel social y por tanto tendrían también ese tipo de dignidad formal, si no sustancial, que es propio de las personas que ocupan posiciones más altas que el común de los mortales.
En cuanto a la solicitud del gobierno para que el de Venezuela retirara su negativa a seguirle vendiendo a la República Dominicana petróleo reconstituido en la misma cantidad y en las mismas condiciones que lo hacía antes de que nuestro país firmara el Acuerdo de San José -e n virtud del cual debíamos empezar el 1 de enero a recibir diariamente 14 mil barriles de crudo mexicano y 14 mil del reconstituido venezolano en vez de los 28 mil del último que nos vendía Venezuela-, el hecho de firmar un acuerdo con dos países que habían sido visitados por el presidente de la República para negociar ese acuerdo y pedir después que no se pusiera en vigor demuestra que el gobierno dominicano no tiene idea de lo que significa la firma de un i efe de Estado o de los que legítimamente lo representan al pie de un documento que lo compromete con otros Estados; y esa ignorancia de lo que es una obligación a nivel de Estados contraída sin que hayan mediado presiones de ninguna especie sólo se explica si aceptamos que los hombres de Estado que actúan así no forman parte de una clase gobernante.
¿Cuánto tiempo necesita una clase dominante para convertirse en clase gobernante?
No lo sabemos, pero la velocidad a que marcha hoy la historia hace difícil que la clase dominante dominicana pueda convertirse en clase gobernante antes de que le toque desaparecer por desaparición del sistema que le ha dado vida.