Por Emilio Armando Olivo
emiliolivo@yahoo.com
Recientemente hemos visto en la prensa internacional y local la opinión de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sobre el cultivo de la yuca (Manihot esculenta) como el alimento del futuro debido al uso de los cereales en una diversidad de productos que no son alimentos.
La yuca, principal fuente de carbohidratos para nuestros aborígenes y fuente básica de la primera agroindustria nacional lo que la hace para los dominicanos de mayor interés debe ser importantizada por todos.
Una de las razones por lo que este es un cultivo viejo en nuestra cultura, pero muy prometedor y nuevo para muchas sociedades son las fortalezas de este por su resistencia a las sequías y muy buena producción de sus raíces por unidad de superficie. Como todo cultivo su producción depende de muchas condiciones agroclimáticas y además las prácticas agrícolas.
Hoy tenemos disponibles por razones de la investigación agrícola nuevas variedades de yuca de alta producción en un corto plazo e inclusive con contenido de caroteno lo que la diferencia de la yuca tradicional que conocemos. Las variedades amarillas.
Las variedades de yuca que conocemos básicamente son la llamada dulce o de mesa y la amarga que utilizamos para la fabricación del casave o pan taíno. Otras variedades que se han desarrollado son las llamadas forrajeras las que tienen gran futuro en la alimentación animal, pues se han desarrollado bajas en ácido prúsico.
El Centro de Investigación de la Yuca puede ayudar mucho a nuestro país y de hecho ha ayudado, pero los trabajos con este tubérculo que viene haciendo el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (IDIAF) deben ser apoyados y realizarse una mayor extensión agrícola con el cultivo.
La yuca en el mundo y claro en nuestro país, no solo debe verse como un alimento de consumo directo por los humanos, si no también por los animales donde tenemos un potencial de desarrollo amplio, el cultivo tiene muchos grandes nichos como el consumo directo, el casave, pienso animal, en panadería, repostería, en los almidones, como forraje, para alcohol, entre otros, pero debemos priorizarlo como cultivo para bien de todos.
El otro cultivo indicado en este artículo y que debemos priorizar o importantizar en muchos aspectos de la producción, procesamiento y consumo, local o la exportación es la batata ( Ipomoea batatas, L.).
No importa que sea la yuca o la batata, en la FAO están muy claro en su importancia como fuente de alimentos para los humanos y los animales. Lo necesitamos.
Los nichos para su uso de ambos cultivos en el país es es muy grande no solo en la culinaria dominicana si no en la internacional para la exportación.
En el caso de la batata que es uno de nuestros principales víveres el IDIAF está trabajando e impulsando su cultivo aunque creemos que no estamos haciendo el debido servicio de extensión en los aspectos de producción y consumo. Esto lo basamento en que tenemos variedades muy ricas introducidas y trabajadas por la Misión Agrícola de Taiwán, así como empresas privadas, pero a nivel de los supermercado y de las mesas nacionales estas no nos llegan.
Sobre las batatas los taiwaneses pueden enseñarnos mucho en los diferentes aspectos de producción, transformación y consumo, incluyendo el de los brotes de hojas como ensalada, les aseguro es rico.
En nuestra sociedad rural las hojas y raíces de batata han sido utilizadas como alimento animal especialmente de los bovinos y porcinos, pero su diversidad es amplia inclusive en la alimentación de peces y conejos.
Si la FAO le da tanta importancia a la yuca por igual debe dárselo a la batata que es un cultivo rico en azúcares, carbohidratos y vitamina A, pero por igual el gobierno debe promover ambos cultivos en sus diferentes consumos entre ellos en la sustitución de las harinas de trigo que no producimos. Ambas, la yuca y la batata son panificables, no solo con el común pan de yuca o pan de batata.