Enfrentarse a Xbox One X supone despertar sentimientos enfrentados. La catalogada como “la consola más potente jamás creada” hace honor a su nombre, pero su capacidad de impresionar en directo no disipa las dudas que ya traíamos de casa. Voy a jugar a juegos que se van a ver así de bien, ¿pero qué juegos?
Xbox One X es la tercera iteración de Xbox One tras el lanzamiento de Xbox One S. Se trata de una revisión de las posibilidades de la consola, ahora también destinada a ofrecer resoluciones 4K nativas. Y vaya si lo hace. Ponerte frente a ‘Forza Motorsport 7’ te enamora de la consola al instante, pero si es un escarceo caprichoso o un matrimonio de por vida es algo que está por ver.
Especificaciones técnicas de Xbox One X
XBOX ONE X | XBOX ONE | |
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CPU | Ocho núcleos X86 a medida a 2.3GHz | Ocho núcleos Jaguar a medida a 1.75GHz |
GPU | 40 unidades de computación a medida a 1172MHz | 12 unidades de computación GCN a 853 MHz (Xbox One S: 914 MHz) |
Memoria RAM | 12 GB GDDR5 | 8 GB DDR3/ 32 MB ESRAM |
Ancho de banda | 326 GB/s | DDR3: 68 GB/s, ESRAM máx. 204 GB/s (Xbox One S: 219 GB/s) |
Disco Duro | 1 TB 2.5 pulgadas | 500 GB / 1 TB / 2 TB 2.5 pulgadas |
Unidad óptica | 4K UHD Blu-ray | Blu-ray (Xbox One S: 4K UHD) |
Precio | 499 euros | 249 euros |
Un diseño apto para el salón
Hay dos formas de ver Xbox One X, y una de ellas inevitablemente requiere calma y paciencia. La segunda es la pasional, la que enumera cifras técnicas entre teraflops, gigahercios y gamusinos, dejándote atónito ante el prodigio técnico que ha provocado que semejante lista de especificaciones acabe entrando en una máquina tan pequeña.
Con un tamaño inferior al de Xbox One S, X es la máquina que tu salón siempre había deseado. Una auténtica belleza por fuera, pero con una bestia parda en su interior esperando a ser explotada. Lo consigue sin demasiados artificios, con un diseño minimalista y huyendo de esa estética poligonera que parece haber inundado todo lo que huele a hardcore en esta industria. Ni luces, ni tribales, ni nada que se acerque a ello lo más remotamente. Bonita a rabiar, que diría mi abuela.
Tampoco especialmente complicada. Su configuración de entradas y puertos es básicamente la que ya vimos en One S: audio digital por aquí, entrada y salida de HDMI por allá. Nada destacable. Ni siquiera el mando acepta revisiones, manteniendo la misma estética y comodidad que lleva atesorando desde hace años.
Las tripas de una bestia como Xbox One X
Donde sí hay cabida para las revoluciones es en sus tripas. Saltamos de los casi 1,5 TFLOPs de GPU de Xbox One S a los 6. Dos más que en el caso de PS4 Pro y con un rendimiento similar a una GTX 1070 de Nvidia. Sumemos a eso ocho núcleos Jaguar a 2,3 GHz y 12 GB de memoria GDDR5 con un ancho de banda de 326 GB/s.
La potencia que ofrece asegura los contenidos 4K nativos tanto en juego como en vídeo, esto último gracias a su unidad Blu-Ray 4K y los servicios de streaming. Todo apoyado por la integración de Freesync 2 que asegura que el soporte HDR no se vea afectado (además de que más de uno acabe optando por un monitor en vez de un televisor).
Si con todo eso fuera poco, Xbox One X también apunta a meterse a los cinéfilos en los bolsillos con la integración de la tecnología Dolby Atmos. Y si no había quedado claro ya que Xbox One X es una consola de nicho, igual toca aclararlo. Partir de cero para alcanzar una configuración de cacharros de esta magnitud no va a ser precisamente barato. Al menos no a corto plazo. ¿Sabéis lo que se dice de un Ferrari con ruedas de bicicleta? Pues esto es algo similar.
Una consola de nicho orientada al 4K
No hay sorpresas con la estrategia de Microsoft, ya en su día comentó abiertamente que Xbox One X estaba destinada a un tipo de público muy concreto. Ese es, como mínimo, el que cuenta con una televisión 4K. “Para el resto está Xbox One S”, destacó Phil Spencer en su día.
No se les puede negar que han ido de cara, quieren crear un nicho y Xbox One X es la consola ideal para ellos. Donde sí puedes menear la cabeza de lado a lado es en su estrategia, y es que la consola más potente jamás creada ofrece pocas garantías de futuro a corto plazo. Tienes ‘Forza 7’ este año como gran caballo de batalla, sí, pero uno imaginaría un horizonte más halagüeño para el lanzamiento de una nueva máquina.
Habrá quienes destaquen que toda esta inversión bien podría haberse destinado a la creación de más juegos para Xbox One y Xbox One S. Consolas que pese a no estar a la cabeza de esta generación, tienen una cuota de mercado más que respetable. No les falta razón. Menos aún teniendo en cuenta esa amistad que la división Xbox quiere entablar con los usuarios de PC, público con el que choca Xbox One X pese a querer enseñar la patita por debajo de la puerta.