Las autoridades locales de la ciudad inglesa de Windsor han levantado una polémica en el Reino Unido al defender un plan para erradicar de sus calles a los mendigos antes de la boda real entre el príncipe Enrique y su prometida, la actriz estadounidense Meghan Markle, prevista para el 19 mayo.
El conservador Simon Dudley, primer edil del municipio de Windsor y Maidenhead, ha provocado indignación entre las asociaciones que ayudan a los sintecho al señalar que la localidad sufre una “invasión” de indigentes que puede empañar su imagen en un momento en el que espera atraer a decenas de miles de visitantes.
El príncipe, de 33 años, y su futura esposa, de 36, han elegido como escenario de su enlace la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, una de las residencias de la reina Isabel II, ubicada en el mismo municipio que el elitista colegio Eton y el exclusivo hipódromo de Ascot.
Pocas semanas después de que la Casa Real hiciera públicos sus planes para la boda, Dudley ha aireado en las redes sociales su descontento por la “invasión de vagabundos y personas que duermen al raso” en la ciudad Windsor, población de unos 30.000 habitantes a 34 kilómetros al oeste de Londres.
Los medios británicos han divulgado además una carta que el edil conservador ha enviado al jefe de la policía local en la que pide que se tomen medidas contra los mendigos, que en su opinión son agresivos e intimidan a los viandantes, y dejan las calles repletas de “bolsas y detritus”.
El político “tory” asegura en esa misiva que muchos de los mendigos que piden dinero en las calles “no son realmente personas sin hogar”, y considera que dormir al raso es “una opción voluntaria” entre aquellos que rechazan la asistencia de servicios sociales.
La polémica por los puntos de vista de Dudley ha llevado a la primera ministra, la también conservadora Theresa May, a desmarcarse de su plan para desalojar a los indigentes.
“No estoy de acuerdo con los comentarios que ha hecho el líder municipal”, recalcó al ser cuestionada sobre el asunto la jefa de Gobierno, que conminó a los ayuntamientos británicos a “trabajar duro para asegurarse de que proporcionan alojamiento a la gente sin hogar”.
Las opiniones del primer edil conservador han irritado asimismo al responsable de la organización caritativa Windsor Homeless Project, Murphy James, que considera “nauseabundas” sus afirmaciones.
Para James, que presta apoyo a los indigentes de la localidad desde 2009, dormir en la calle no es una decisión personal, sino el signo de que “algo ha ido mal” en sus vidas.
El responsable de la organización admite que en el último año se ha notado un incremento en la mendicidad en la ciudad de Windsor, pero considera inapropiado tratar de solventar el problema aplicando la Ley de Vagabundos, una norma de 1824 que criminaliza dormir al raso y pedir dinero en la calle.
El Windsor Homeless Project tiene registradas a cerca de 60 personas como indigentes en la localidad inglesa, que el próximo mayo se convertirá en un foco de atención mediático ante la boda de Enrique.
El enlace se celebrará en el castillo de Windsor, una fortaleza construida en el siglo XI donde la soberana británica suele pasar los fines de semana y otros periodos vacacionales, que atrae a cerca de 1,36 millones de visitantes al año.
Una vez convertidos en marido y mujer, la pareja, que se comprometió en noviembre tras una relación de más de un año, tiene previsto vivir en una casa campestre en los terrenos del palacio de Kensington, en el centro de Londres.
Después de la boda, la actriz, divorciada, llevará el título de Su Alteza Real y se espera que Isabel II le conceda a su nieto algún título nobiliario, que compartirá con su futura esposa.