El presidente francés Emmanuel Macron convocó el domingo una reunión de urgencia del ejecutivo, un día después de una jornada de caos en toda Francia y violentas escenas de guerrilla urbana en París, en plena escalada del conflicto de los “chalecos amarillos”, convertido ahora en grave crisis política.
Macron, que regresa a París este domingo tras haber asistido a la cumbre del G20 en Argentina, se reunirá con el primer ministro Edouard Philippe, el ministro del Interior Christophe Castaner y “los servicios competentes” para hallar una respuesta a un movimiento que parece escapar a cualquier control.
“Habrá que analizar la jornada de ayer [sábado] y habrá medidas que pueden ser tomadas para que no se instale en el país un ritual, y que no ocurra todos los sábados lo que vivimos ayer” dijo este domingo el portavoz del gobierno Benjamin Griveaux a BFMTV.
El sábado, cuando aún ardían automóviles en París, Macron declaró desde Buenos Aires que “no aceptará jamás la violencia”, que “nada tiene que ver con la expresión de una legítima cólera” de los “chalecos amarillos”, que globalmente protestan contra el precio de los carburantes y la pérdida de poder adquisitivo.
Este domingo, en una tribuna en el Journal du Dimanche, un grupo de diez “chalecos amarillos libres”, portavoces de una “cólera constructiva” exhortaron a “salir de la crisis”.
Tras condenar “cualquier tipo de violencia” se declararon dispuestos a un diálogo con el gobierno, aunque plantearon varias reclamaciones: un gran debate sobre la fiscalidad con la participación de los ciudadanos, la organización de “referendos regulares sobre las grandes orientaciones sociales del país”, una “conferencia social nacional” o la implantación del “sistema proporcional en las legislativas” para una mejor representación de la población en el Parlamento.