Leroy Erwin Abraham Encarnación ha vivido en más de una ocasión episodios de racismo. Tiene quince años de edad y la frase “por qué no te devuelves a África, que tienes ébola”, la ha escuchado en más de una ocasión.
Los graves episodios de racismo han llegado al punto de que le arrojen piedras o hasta que alguien le ahorcara en un lugar público solo por su color de piel.
“Siempre es lo mismo, nunca hacen nada”, se queja el adolescente en videoconferencia con LISTÍN DIARIO desde su residencia en Aarschot, Bélgica, donde le acompaña su madre.
El pasado domingo vivió la peor de todas las experiencias racistas. Un hombre de repente se le acercó para preguntarle cuándo pasaba el próximo tren, y él le respondió que no sabía y que se alejara de él porque no se conocían. Ahí comenzó el ataque verbal, con un tono eminentemente racista, de parte de tres personas (dos de ellas mujeres) que estaban bajo los efectos del alcohol.
“Yo les dije, ¡oye apestas!, porque olían a alcohol y ellos me atacaron. El hombre me lanzó a las vías del tren y traté de defenderme porque entré en pánico”, dijo Leroy Erwin conversando con el LISTIN.
Madre indignada
La madre de la víctima, Ana Encarnación, quien difundió el video de los ataques racistas en redes sociales, relató que su hijo se ha quejado de fuertes dolores de cabeza y de espalda todos los días desde el ataque.
“Por la noche mi hijo viene adonde mi a las 4:00 de la mañana y me dice mamá me siento mal, mamá me duele la cabeza, creo que voy a morir y no te voy a ver más y me abraza llorando. Yo no puedo permitir que le pase eso a otra familia”, comentó indignada Encarnación, quien también agregó que su hijo pronto recibirá ayuda psicológica porque constantemente tiene pesadillas con su suceso.
Leroy tiene heridas en el pecho, en la espalda, codos, rodillas y tobillos, según lo que se pudo comprobar en una videollamada con reporteros de este medio.
La madre dominicana manifestó que de todos los países en los que ambos han residido, entre ellos Inglaterra, República Dominicana y España, Bélgica es el único en el que el adolescente ha recibido ataques físicos y verbales.