CARACAS. Los candidatos oficialistas a las municipales del domingo cerraron ayer otra campaña electoral en la que solo el chavismo ha tenido acceso a los medios públicos con baños de masas en todo el país en los que pronosticaron un triunfo arrollador de la Revolución, que aspira a ganar todas las alcaldías.
El mensaje de seguridad en la victoria fue repetido durante todo el día a lo largo de la geografía nacional por aspirantes a ediles y líderes nacionales chavistas, en un maratón de mítines que amplificó la estatal VTV con una cobertura exhaustiva y conexiones en directo desde los distintos escenarios.
Uno de los políticos con más presencia este jueves en VTV fue el hombre fuerte del ala militar del chavismo, Diosdado Cabello, que apeló al padre de la Revolución, el difunto presidente Hugo Chávez, para pedir a sus simpatizantes que se movilicen en apoyo de los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
“Nos corresponde a nosotros mantener vivo el sueño del comandante Hugo Chávez. Poco a poco vamos avanzando, pero es necesario que ese poco a poco lo hagamos juntos, en unidad orgánica”, declaró Cabello desde su estado natal, Monagas, en el este del país, desde donde se desplazó a otros estados para seguir haciendo campaña.
Uno de los centros neurálgicos del cierre de campaña fue el municipio capitalino de Libertador, el principal de los cinco que integran la Gran Caracas, donde la candidata del PSUV Érika Farías reafirmó su compromiso para lograr una “Caracas comunal, socialista, chavista”.
“Va a ganar la patria el 10 de diciembre, el pueblo, Chávez y Maduro”, proclamó quien ha sido en esta cuenta atrás para las municipales la estrella indiscutible del oficialismo bolivariano.
La confianza del chavismo ante la contienda del domingo se fundamenta en parte en la negativa a participar de tres de los cuatro grandes partidos de la oposición venezolana, que no creen que haya posibilidades de un proceso mínimamente justo tras señalar graves irregularidades en los comicios regionales del 15 de octubre.
El PSUV se impuso entonces en 18 de las 23 gobernaciones, según unos resultados que no fueron reconocidos por la oposición debido a los cambios de centros electorales a última hora, el uso de recursos públicos para obtener votos y la manipulación de actas electorales que habría dado la victoria al chavismo en el estado Bolívar.
Con algunos de sus principales líderes nacionales y municipales presos, fuera del país o inhabilitados y otros no inscritos como candidatos al no confiar en el Consejo Nacional Electoral, los partidos de la oposición que sí acuden a las urnas lo hacen por lo general con figuras poco conocidas que carecen de relieve nacional.
Una de las pocas excepciones es el antiguo líder estudiantil Yon Goicoechea, que aspira a la alcaldía del municipio caraqueño de El Hatillo, recién liberado de 14 meses de detención sin juicio en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin).
“Las encuestas son claras, es importante que no se dispersen los votos para resguardar el municipio. Todos a votar este 10 de diciembre”, escribió Goicoechea en su cuenta de Twitter siguiendo la línea de los opositores que se presentan, que se han marcado como objetivo conservar los pocos feudos en los que ya gobiernan.
Casi 20 millones de venezolanos están convocados a las urnas el 10 de diciembre para escoger a 335 alcaldes.
Además de las municipales, el domingo se celebran las elecciones a gobernador en el estado occidental del Zulia, después de que el ganador de los comicios del 15 de octubre, el opositor Juan Pablo Guanipa, no fue investido por negarse a ser juramentado ante la Asamblea Nacional Constituyente instaurada por el oficialismo.
El aspirante que allí se enfrenta al chavismo es el exgobernador de esta región petrolera y antiguo candidato presidencial Manuel Rosales, del partido Un Nuevo Tiempo (UNT), la única de las cuatro principales formaciones opositoras que inscribió candidatos para las municipales.
Rosales ha sido acusado de “traidor” por entrar en la puja por un puesto que se le negó al gobernador electo por no subordinarse a la Constituyente, un órgano tachado de ilegítimo por los adversarios del presidente Nicolás Maduro y por buena parte de la sociedad civil y de la comunidad internacional.