Al menos cinco personas han muerto en las últimas horas por las llamas en California (EE.UU.), donde se han declarado un total de tres grandes incendios, que han obligado a desalojar a más de 150.000 vecinos y donde hay un gran número de desaparecidos.
El mayor fuego de todos y el único que por el momento ha resultado mortal es el bautizado como «Camp Fire», en el norte del estado, que en poco más de 24 horas ha arrasado 28.000 hectáreas y ha engullido gran parte de la localidad de Paradise, de 26.000 habitantes y a unos 280 kilómetros de San Francisco.
«La magnitud de la destrucción que estamos viendo es desoladora. Sabemos que hay víctimas mortales», ha indicado en una rueda de prensa el director de la Oficina de Servicios de Emergencia de California, Mark Ghilarducci.
Los cinco fallecidos que se han confirmado por el momento fueron hallados en sus vehículos, calcinados cuando trataban de huir por carretera de las llamas.
El intenso tráfico que se produjo durante las evacuaciones llevó a muchas personas a abandonar sus coches y huir a pie, lo que a su vez congestionó todavía más las vías de circulación y generó una situación caótica.
El edil del Ayuntamiento de Paradise Scott Lotter, que salió de la localidad junto a su familia, declaró al diario «The Sacramento Bee» que «el pueblo entero está en llamas» y describió un escenario de «horror y caos» con las carreteras colapsadas por el tráfico y los vehículos abandonados.
Debido a los fuertes vientos que soplan en la zona, y que junto a la sequedad del terreno han contribuido a la rápida expansión de las llamas, el humo se desplaza cientos de kilómetros y ha alcanzado el área de la bahía de San Francisco, donde se ha declarado alerta roja por la mala calidad del aire.
En paralelo al «Camp Fire», otros dos fuegos de menor tamaño arden en el sur del estado.
Atrapados entre las llamas
Uno de ellos afecta la ciudad de Malibú, conocida por ser el lugar de residencia de varios famosos, y la de Thousand Oaks, donde la noche del miércoles se produjo un tiroteo en un bar en el que fallecieron trece personas, incluido el atacante.
El «Woolsey Fire», como se ha dado a conocer la conflagración, ha quemado por el momento 3.200 hectáreas y ha forzado que se emitan órdenes de evacuación para 75.000 residencias de los condados de Ventura y Los Ángeles.
Aunque de momento no se ha corroborado ningún fallecimiento por este incendio, los medios locales apuntan que «varias» personas se encuentran atrapadas entre las llamas.
Además de Malibú y Thousand Oaks, el fuego también afecta la localidad acomodada de Calabasas, donde vive la mediática Kim Kardashian, que a última hora del jueves fue desalojada junto a sus tres hijos por la proximidad de las llamas.
«Recemos por Calabasas. Acabo de regresar a casa tras un vuelo y solo he tenido una hora para empaquetar todo y evacuar la casa», indicó en su cuenta de Instagram.
Mala climatología
El tercer gran incendio, que lleva arrasadas 2.500 hectáreas, es el de «Hill», declarado en una zona muy cercana al de «Woolsey» (ambos en el condado de Ventura) en el valle de Santa Rosa.
Los tres incendios se han propagado con extrema celeridad a causa de la poca humedad del terreno y de los fuertes vientos, que en el caso del sur del estado son conocidos como vientos de Santa Ana, muy secos y que soplan con fuerza cada otoño provenientes del área desértica del interior de California.
Los incendios de gravedad en el estado más poblado de EE.UU. son cada vez más frecuentes y violentos, tal y como demuestra que, de acuerdo al registro oficial que se remonta hasta 1932, cuatro de los cinco fuegos más destructivos de la historia californiana se han dado en los últimos seis años.
En septiembre, los bomberos dieron por controlado el incendio Mendocino Complex, activo desde julio y considerado el fuego más grande de los documentados jamás en California.