Por AGUSTÍN PEROZO BARINAS
Con una mezcla de indignación y risa, porque no podía imaginar otra combinación, leí las curiosas declaraciones del hoy presidente de la República, Danilo Medina, durante su visita a San Cristóbal este domingo, 16 de junio.
“¿A quién no le gusta quedarse el domingo durmiendo en su casa, levantándose a las 11:00 de la mañana y luego quedarse con su familia? Yo estoy sacrificando el domingo para dárselo a los que menos tienen”, señaló el mandatario.
Mientras se ‘escandaliza’ si un cluster le solicita 5 millones de pesos de financiamiento blando, para maquinarias y capital de trabajo, usted parece que no se ha ‘sentado’ a calcular que un cuasi vago, percibiendo en el Estado 70,000 pesos mensuales, le costará al país un total de 3,640,000 pesos al concluir su mandato de cuatro años (incluido el salario 13 a fin de cada año).
¿Recuerda usted que ha sido el candidato más caro de toda la historia republicana de este país? Que es presidente a papeletazos. Mientras viene a San Cristóbal a ‘discursear’ a infelices, tengan o no la razón estos micro emprendedores en sus planteamientos, en su gobierno mantiene posiciones injustificadas de hasta 70,000 pesos mensuales (analice en la nómina del Estado todos los empleos sobre ese salario).
Si la declaración de “¿A quién no le gusta quedarse los domingos durmiendo en casa?” ciertamente fue suya, también puedo responderle. La mayoría del ciudadano común que trabaja, lo hace por ingresos que apenas les alcanza para cubrir las necesidades de su familia. ¿No lo ha notado en sus ya famosos viajes de ‘sorpresa’ sin prensa, donde siempre ‘aparece’ algún tipo de ‘prensa’? Pues es saludable que ese ciudadano(a), no solamente descanse los domingos, sino que comparta con su familia. ¿O los gobiernos peledeístas desean que se trabaje los domingos también, para que el país, castigando a su gente trabajadora, pueda pagar la inmensa deuda pública consolidada que ustedes han llevado a niveles asombrosos?
Si el aparente motivo del comentario fue hacerse el héroe por recorrer el país los domingos, en vehículos cómodos (como debe ser) y con una escolta, que aunque pequeña, le permite ‘mandar a callar’ a infelices, cuando, reitero, estos micro empresarios aprovechan la oportunidad de ver al presidente de la República para tratar de explicarle sus requerimientos de recursos financieros, le comento: ese bulto se le desinflará. ¿Acaso no ve, en estas curiosas visitas, la gravedad de la situación económica del país? ¿De la gente? Ah!, olvidaba… Usted no sabía ‘nadita de nada’ de lo que pasaba en el gobierno que le precedió.
También leí: “No pueden pedir que el Estado les dé una nave industrial, que se las regale, que les ponga planta eléctrica, que les compre máquinas y les ponga capital de trabajo, y ¿cuál es el esfuerzo de ustedes? ¿Cuál es? Tienen que hacer algún tipo de sacrificio, y entonces el gobierno respalda el sacrificio de ustedes”.
¿Ha desarrollado usted algún negocio en su vida? ¿O ha sido únicamente, de una u otra forma, parte del tren burocrático del Estado Dominicano? ¿Sabe usted cómo iniciar una empresa desde cero, sin recursos, en un ambiente hostil para el comercio, y hacerla rentable y sostenible en el tiempo? Recuerde que aclaro: sin recursos, pues con dinero dispuesto siempre casi todo es posible, con prudente administración y visión comercial.
Ya sin asombro alguno, también vi: “Yo vine con el propósito de ayudarlos. Es lo que estoy haciendo en todo el país. Yo les digo, el jueves que viene, viene la comisión. Vamos a trabajar para ver cómo transformamos el parque porque esto es una ruina, y en estas condiciones no se puede poner dinero donde ni siquiera se sabe dónde se va a producir”. Casi pensé en Jesucristo leyendo esas palabras. Esas ruinas que usted vio son las ‘ruinas’ de la Fábrica Nacional del Vidrio que el primer gobierno peledeísta liquidó. ¿Era usted parte de ese gobierno? ¿Sabía que Favidrio era una empresa monopolio que tenía grandes clientes industriales nacionales como las empresas licoreras y cerveceras?
Por último, leí con la esperanza que nunca muere: “Aquí no hay un parque que esté terminado, las naves están incompletas. Ustedes no tienen maquinarias, ni empresas formalmente constituidas. Hay que comenzar de cero con ustedes”. El gobernante primero escuchó a los representantes de los clústeres que integran el Parque, y luego les dijo que para recibir la ayuda del Estado tienen que prepararse. “Yo no puedo ayudar ideas en la cabeza de cada uno de las personas que quieren. Yo quiero proyectos concretos”. Veremos los resultados, señor Presidente.