Si consideramos que la estrategia es un arte de dirigir operaciones mediante el conocimiento y la visión de desarrollar, usando herramientas adecuadas para alcanzar un fin; bajo esta condición, es preciso deducir que en toda estrategia se debe partir de un tema cuyo alcance responda a un problema de la actualidad o prioritario, como son hoy día los recursos ecológicos. Por lo cual, debemos fundamentarse en una prospección del futuro próximo, para provenir los escenarios que hasta ahora corresponda a la protección, conservación y recuperación cuya solución es un compromiso de la actualidad que hay que buscarle solución.
La estrategia que planteamos para lograr una buena ejecución de carácter dinámico, es de manera que su valoración no solamente aprecie la forma del problema pasado, cuyos efectos nos arrastran en consecuencia de lo poco que se hizo en el siglo pasado. También, sabemos que las actividades del hombre constituyen de por sí una forma administrativa del entorno y sus recursos en sentido clásico y por analogía y, en sentido lato, consideramos que todos los dominicanos estamos conscientes de que el establecimiento de las estructuras, legislaciones y servicios que demandan los cambios, principalmente, a través del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales se vienen llevando a efecto. Por el respeto al ser humano, se ha dado un proceso prudente donde los componentes del hábitat pueden cambiar sin causar males significativos para que la vida en general, pueda proseguir sustentándose en resultados ganados, negociados o convenidos.
La sociedad de hoy debe aportar alternativas que conduzcan a participar en las vías de utilización de la dinámica para hacer las modificaciones que con sus ingredientes den resultados que aseguren el bienestar colectivo de la sanidad medioambiental y de la riqueza que sirve de terapia y de alimento para la sustentación de la felicidad humana, por haberse previsto las necesidades prioritarias y que la pobreza consume como una cultura humana impuesta o inconsecuente.
Cualquier plan estratégico y los medios para accionarlo, existentes o disponibles, no deben ser limitados por los objetivos a lograr ni por los intereses personales o grupales ni por la falta de motivación o compromiso social-humano, puesto que los resultados perseguidos deben ser lógicos, apreciables y de bien para el futuro próximo.
Es decir, opinamos que entre la combinación de querer y saber hacer lo que se expone con razonamiento lógico, a través del estudio, la investigación sobre necesidades, realidades y disposiciones de un resultado global, hay informaciones que resisten la evolución conceptual del futuro de la ecología dominicana predominante y sus recursos naturales, de los cuales se derivan los indicadores que permitirán esquematizar, plantear, programar y diseñar el plan general con el cual se logre, con la mayor eficiencia, utilidad posible y visión del futuro, el beneficio de una sociedad que ha recibido muy poca garantía para la esperanza de la vida de todos, en especial, seguridad de que la madre naturaleza le ofrezca a la vida humana, animal y vegetal, garantías que en nuestro país apenas se empieza a sentar las bases que la sustentarán. En este plan, lo primero que hay que pretender y dejar determinado el respeto al medioambiente en todo el entorno de cada área y espacio reservado.
En segundo lugar, el indicador estratégico restablecer todas las partes posibles del entorno perdido, previamente, o por descuido de las formas consideradas y aceptadas como válidas para lograr un equilibrio, y a partir de este desarrollar las actividades contempladas en los proyectos del plan, ya especificadas, controladas y dirigidas a satisfacer las necesidades prioritarias de la vida, contemplando los efectos de toda actividad humana en la que se consideren los caracteres, como son la modificación de la estructura de los ecosistemas, a través de los cambios que requieren los elementos integrados y su importancia de acuerdo al medio-espacio-área en que se localiza el proyecto a desarrollar.
Otro aspecto a considerar se refiere a la modificación en flujos que se producen en los sistemas interior y exteriormente, por ejemplo, las fuentes energéticas, la de las aguas, las del aire, la tierra como sustentadora de la flora y la fauna las cuales dependen de todos los flujos que cambian de acuerdo al tratamiento y al tiempo o época que violentan, como los ciclones, los terremotos, maremotos, sequias, erosiones o desgastes de la corteza terrestre.
También, hay que contemplar que la evolución de los sistemas requiere de modificaciones o de cambios completos de las etapas evolutivas del sentido y gradiente de la propia evolución y de la capacidad de cicatrización, junto con la conservación o pérdida de la reversibilidad.
De acuerdo a lo que entendemos, técnica y científicamente, para lograr una ordenación estratégica inteligente de los recursos naturales, en un plan, para su desarrollo donde la elección de actividades y su distribución están ajustadas al espacio y el tiempo, espera que se establezca una orden de acción-ejecución cualitativa, con la definición y elección de los métodos, la metodología, los elementos y demás componentes a utilizar y sus consideraciones internas, porque para lograr resultados propositivos exigen lograr las posibilidades que desde el punto de vista ecológico sean compatibles para poder radicar cada estación y para encontrar el lugar más apropiado en donde se pueda ordenar el plan global esperado y completo.
En nuestro país, el ámbito territorial ha sido, sobre todo, objeto de una ordenación tradicional de la foresta, prácticamente, como un monte configurado por propietarios, por terratenientes con titularidad, por ocupantes asentados y por ocupantes tradicionales consideramos que este tratamiento original ha sido proteccionista, por lo cual, las partes que no están ocupadas se consideran de utilidad pública, y así comienza una pertenencia gubernamental que entra en el proceso de ordenación territorial, a partir de la Era de Trujillo, la que, entendemos, es la época cuando se comienza a considerar la necesidad de una ordenación forestal en el ámbito territorial y de los recursos naturales.
Actualmente, en el país se está tomando muy en cuenta en las distintas actividades la planificación y ejecución, pues dan a conocer la ordenada utilización de los recursos naturales, para una óptima dimensión en relación con los condicionados ámbitos que imponen a aquella la conservación de la naturaleza y, por otra parte, las demandas que formulan las comunidades.
La naturaleza intrínseca de la vida implica un cambio y un movimiento fisiológico constante, pues todo ser vivo, ya sea animal o vegetal, necesita estar abierto al medio exterior para de él extraer energía y conseguir ciertas sustancias o nutrientes que precisa para su metabolismo y, al propio tiempo, verter en él una serie de sustancias excretoras. Se ha dicho que la ecología es la ciencia que estudia las condiciones de existencia de los seres vivos y las interacciones de todo tipo que existen entre dichos seres vivos y el medio, por lo cual, podemos deducir que los primeros objetivos de la ecología, la llamada tradicionalmente autoecología o ecología del individuo, pueden concentrarse en saber si un ser vivo va a encontrar la energía y nutrientes que necesita y sus posibilidades y saber, también, si ese ambiente puede introducir en el ser vivo sustancias tóxicas, y saber, en fin, cómo el ser vivo va a modificar su medio existente en su entorno.
Para que las estrategias puedan servir como elementos integradores del proceso inteligente de los recursos naturales, primero tenemos que conocer si en la naturaleza en estudio aparecen marcados el máximo y mínimo de algunos factores ecológicos con respecto a las especies, para así poder asegurar, por ejemplo, que la temperatura letal interior para las tiernas begonias es de X grados centígrados, mientras que para algunas especies como el pino, es de un grado de 30 o 40 veces superior.
Otro caso es que algunos de estos factores no lleguen a presentar límites para algunos seres vivos, o sea que para algunas especies y en la naturaleza misma, algunos factores ecológicos no son limitantes.
Uno de los clásicos trabajos de investigación de la ecofisiología es buscar en laboratorios la existencia o ausencia de los valores límites, para así poder demostrar que algunas especie, por ejemplo, la de hongos llegan a poder vivir en un P. H. tan, extremadamente, ácido como el del sulfúrico concentrado. También, sabemos que los seres vivos pueden tener un amplio margen de tolerancia para un factor, y una débil valencia ecológica para otro; por lo cual, cuando las condiciones no son óptimas para una especie con respecto a un determinado factor ecológico, puede reducirse la valencia ecológica con respecto a otros factores.
La valencia ecológica de muchos factores se restringe, eminentemente, en los procesos que culminan en la reproducción de la especie; no necesariamente coincide el valor óptimo de un factor ecológico para la reproducción, con el valor óptimo de ese mismo factor con respecto al crecimiento en altura, peso o volumen.
Es la teoría de los estudios inteligentes que aplicada al reino animal es la causa que, en algunos casos obliga a migraciones sistemáticas; y que aplicada al reino vegetal, nos explica, entre otras cosas, por qué los crisantemos dan flores durante todo el año en las zonas ecuatorianas y, en cambio, en nuestras latitudes sólo florecen en verano y otoño.
La noción de valencia ecológica no puede, por sí sola, explicar el reparto de los seres vivos, por lo cual, es sumamente necesario realizar la ordenación que en estos tiempos facilita la alta tecnología, para hacer investigaciones que positiven en el país una ordenación sistémica de los recursos naturales que necesita, para su planificación y desarrollo y así poder manejar el bienestar ecológico de todos.