Es irónico, sí. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuya retórica política central es la de “compra americano, contrata americano”, repite con frecuencia su deseo de frenar la contratación de mano de obra extranjera y evitar que grandes empresas estadounidenses establezcan sus factorías en otros países donde los costes son menores. Sin embargo, su hijo, Eric Trump, se autoexcluye de esta petición de su padre: uno de sus viñedos, Trump Vineyard Estates, que forma parte del conglomerado empresarial de la organización Trump, ha solicitado al Departamento de Trabajo la contratación temporal de 29 inmigrantes ante la falta de trabajadores estadounidenses.
El pasado diciembre, la empresa vinícola de Eric pidió a través del programa de visas H-2 —que concede permisos a empresas del sector agrícola para contratar temporalmente a empleados extranjeros ante la escasez de trabajadores estadounidenses— la incorporación de seis trabajadores foráneos. En febrero, según informa el diario The Daily Progress, el viñedo, localizado en Virginia, aumentó su solicitud a 29 empleados extranjeros ante la falta de mano de obra estadounidense para realizar el trabajo requerido, que incluye principalmente labores manuales como plantar, cultivar y podar las viñas.
Para que el Departamento de Trabajo apruebe las peticiones de este tipo, las empresas deben demostrar que “no hay suficientes trabajadores estadounidenses, dispuestos, cualificados y disponibles para trabajar de manera temporal” en sus trabajos agrícolas. Bajo esta autorización, los extranjeros reciben un sueldo de casi 11 dólares por hora y sus gastos de transporte y residencia están cubiertos.
La abogada Libby Whitely, que ha trabajado en este asunto con la empresa de Eric, afirmó al Progress que “muchos estadounidenses no quieren hacer este tipo de trabajo”. Trump Vineyard Estates no contestó las llamadas de este periódico.
El viñedo de los Trump no es el único establecimiento de la organización Trump que ha requerido el trabajo de inmigrantes para desarrollar sus tareas. El propio presidente, que en noviembre abandonó el cargo como máximo responsable del conglomerado por posibles conflictos de interés, solicitó cerca de 1.000 visas para trabajadores extranjeros entre 2008 y 2016. Según datos de Univisión, de estas peticiones, 757 fueron para gestionar su club de Mar-a-Lago (Florida), que ahora utiliza Trump como residencia presidencial para los fines de semana.