Un petrolero, que transportaba 750 toneladas de gasóleo y se dirigía de Egipto a Malta, naufragó el sábado en el golfo de Gabes, en la costa sudeste de Túnez, provocando una importante movilización para evitar una marea negra.
“El barco se hundió esta mañana en aguas territoriales tunecinas. Por el momento, no hay fuga”, aseguró a la AFP un portavoz del tribunal de Gabes.
Según el portavoz, Mohamed Karray, “una comisión de reducción de desastres se reunirá en las próximas horas para decidir qué medidas adoptar”.
La ministra de Medio Ambiente, Leila Chikhaoui, está “de camino a Gabes para evaluar la situación tras el naufragio del buque ‘Xelo’ y para tomar las decisiones preventivas necesarias en coordinación con las autoridades regionales”, indicó el ministerio en un comunicado.
Las autoridades impulsaron “el plan nacional de emergencia de prevención de las contaminaciones marinas, con el objetivo de controlar la situación y evitar la propagación de contaminantes”.
El petrolero ‘Xelo’ (matrícula OMI 7618272), de 58 metros de largo y 9 metros de ancho -según el sitio Vesseltracker- y que enarbola pabellón de Guinea Ecuatorial, se dirigía hacia la isla de Malta procedente del puerto de Damieta en Egipto, según el ministerio.
Para protegerse de las malas condiciones meteorológicas, el buque había solicitado entrar en las aguas territoriales tunecinas el viernes por la noche.
Cuando se encontraba a unos 7 km de la costa del golfo de Gabes, el petrolero comenzó a hundirse, según el ministerio.
El agua se filtró en la sala de máquinas, subiendo hasta casi dos metros de altura.
Las autoridades tunecinas evacuaron entonces a la tripulación, compuesta por siete personas, que se encontraba a bordo del buque en peligro, añadió el ministerio.
Según el portavoz del tribunal, los miembros de la tripulación, integrados por un capitán georgiano, cuatro turcos y dos azerbaiyanos, fueron “hospitalizados brevemente para un control médico y luego fueron alojados en un hotel”.
Los ministerios de Defensa, Interior, Transporte y Aduanas están trabajando para evitar “una catástrofe ambiental marina en la región y limitar sus repercusiones”, aseguró el ministerio de Medio Ambiente.
Cuando el buque aún no se había hundido, el ministerio había descrito la situación como “alarmante” pero “controlada”.