Domingo Morillo Castillo es un ciudadano dominicano de 56 años, quien cada día se levanta a la 6:30 de la mañana y se dirige al parque Cristo Libre de Cristo Rey, para detener el tránsito y facilitar que los estudiantes de las escuelas Club Juventud en Desarrollo y Eunice Domínguez crucen las calles sin miedo a ser atropellados.
Morillo Castillo, un hombre enérgico, amable y solidario, cuenta que un buen día le pidió a Dios que lo bendijera, le diera mucha salud y le permitiera ser un mejor ser humano. De esa petición hace ya 10 años y desde entonces su salud ha sido de hierro y su misión ayudar a los demás a pasar la calle. Este humilde gesto lo ha convertido en un hijo querido de Cristo Rey, donde realiza tan bella labor.
Con solo tercer grado de primaria y un corazón lleno de bondad, entendió que cada persona tiene una misión en la vida y decidió ser útil a la sociedad con lo que tiene a su alcance.
Cuenta que se despierta emocionado porque sabe que muchos niños lo esperan para que les cruce la calle y así poder recibir el pan de la enseñanza. Pero su labor no se limita solo a los estudiantes, sino también a los envejecientes y personas con alguna discapacidad que toman más tiempo en movilizarse de un lugar a otro.
“Ese señor es querido y admirado en este lugar, por su generosidad y ser el único en preocuparse por el peligro que significa dejar a los estudiantes pasar la calle sin ninguna supervisión”, expresó Edilio Terrero, quien lleva más de 20 años viviendo en la zona.
Asimismo, la directora de la escuela Juventud en Desarrollo, Luz Venecia Muñoz, manifestó que tanto ella como los padres y profesores sienten gran agradecimiento por la labor de Morillo Castillo y su deseo de proteger a los escolares.
De igual forma, los estudiantes Marilú Pérez y Ninoska Ortiz de tercer y séptimo grado dijeron que llegar ilesos a sus aulas ya no es un problema, gracias a que los choferes obedecen la orden de detención de Morillo Castillo.
“En una ocasión la Sociedad de Padres y la de profesores del plantel trataron de mostrar nuestra gratitud solicitando al Ministerio de Educación que lo nombrara como seguridad del recinto, pero la petición no prosperó”, explicó Muñoz.
Aunque esta ayuda no se materializó, la bendición llegó a Domingo Morillo Castillo cuando el encargado de la ruta 19, que opera próximo al parque, lo nombró como control de la misma, por lo que ahora cobra un sueldo y también cumple su encomienda de ayudar a los demás.
Su sueño
Domingo Morillo Castillo vive en el sector Las Flores de Cristo Rey con su esposa y tres hijos, en una vivienda alquilada, pero su sueño más preciado es poder tener casa propia para cuando muera dejarles algo a sus descendientes.
Realmente, historia como la que narramos conmueve a cualquier humano y nos muestra que cuando se quiere ayudar no hay excusa ni pobreza material que lo impida, ya que todos tenemos la capacidad de transformar la vida de los demás con nuestro ejemplo y amor.