WASHINGTON. El presidente estadounidense, Donald Trump, lanzó hoy una avalancha de tuits contra su predecesor Barack Obama, a quien acusó de pinchar su teléfono durante la campaña electoral, algo que el exmandatario rechazó como “simplemente falso”.
“Qué bajo cayó el presidente Obama al pinchar mis teléfonos durante el sagrado proceso electoral. Esto es Nixon/Watergate”, escribió Trump en su red social favorita Twitter, en referencia al caso de escuchas ilegales que acabó con la Presidencia de Richard Nixon en 1974.
El mandatario indicó en otro mensaje a primera hora de la mañana: “¡Terrible! Acabo de enterarme de que Obama tenía mis líneas pinchadas en la Torre Trump antes de la victoria. No se encontró nada. Esto es ¡McCarthyismo!”, al citar la caza de brujas de este senador ultraderechista estadounidense durante los años 50.
En sus mensajes, Trump no ofrece evidencia alguna y califica a Obama (2009-2017) ser un “tipo malo o enfermo” haber ordenado intervenir sus conversaciones.
Trump, quien se encuentra en su residencia privada de Mar-a-Lago en Florida para pasar el fin de semana, sorprendió así con ataques a su predecesor, para quien había tenido solo buenas palabras durante el proceso de transición.
Pocas horas después, el expresidente Obama replicaba a Trump que “nunca” ordenó la grabación de las comunicaciones de ningún ciudadano estadounidense.
“Ni el Presidente Obama ni nadie en la Casa Blanca han ordenado nunca la vigilancia de ningún ciudadano estadounidense. Cualquier otra sugerencia al respecto es simplemente falsa”, aseguró Kevin Lewis, portavoz del exmandatario, en un escueto comunicado.
Asimismo, Ben Rhodes, quien fuera asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, mostró su estupor ante la acusación de Trump.
“Ningún Presidente puede ordenar un pinchazo de las conversaciones. Esas restricciones fueron puestas en vigor para proteger a los ciudadanos de gente como usted”, señaló Rhodes, también en la misma red social.
El actual presidente, quien lleva poco más de mes y medio en el cargo, ha tenido que encarar esta semana una nueva polémica por la supuesta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses y los vínculos con Rusia de varios miembros de su círculo íntimo, con el fiscal general Jeff Sessions o su yerno y asesor Jared Kushner.