El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, reclamó hoy al Gobierno de EE.UU. que designe a un fiscal especial para que investigue posibles conflictos de intereses de su rival, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, con la Fundación Clinton.
“No hay nada que ilustre mejor cuán corrupta es mi oponente que sus escándalos como secretaria de Estado”, afirmó el magnate, que no dudó en definir como “delictivos” los comportamientos de Clinton en el cargo que ocupó entre 2009 y 2013.
Trump hizo esta petición durante un acto en la ciudad de Akron, en el estado clave de Ohio, mientras el público que asistió al evento coreaba el grito de guerra republicano contra Clinton “lock her up” (enciérrenla).
El candidato republicano denunció un supuesto sistema de “pay-for-play” (paga para jugar) en el que benefactores de la Fundación Clinton (entre ellos empresarios o países como Arabia Saudí) ganaban acceso directo a la mayor autoridad de la diplomacia estadounidense a cambio de grandes donaciones.
“La cantidad de dinero en juego, los favores hechos y el número significativo de veces que ocurrió requieren una rápida investigación de un fiscal especial de inmediato, de inmediato, de inmediato”, indicó el magnate neoyorquino.
Según Trump, tanto el Departamento de Justicia como el Buró Federal de Investigaciones (FBI, en inglés) están deslegitimados para emprender una investigación de este tipo después de haber cerrado, de momento, el caso de los correos electrónicos de Clinton sin imputarle delitos.
“Después de que el FBI y el Departamento de Justicia hayan encubierto los crímenes de Clinton, no queda duda de que no se puede confiar en ellos para investigar de forma rápida o imparcial nuevos delitos de Hillary Clinton, que suceden todo el tiempo”, apuntó.
La petición de Trump se produjo el mismo día en el que el FBI descubrió cerca de 15.000 documentos no revelados vinculados al escándalo de los correos electrónicos de Clinton, una cifra que supone un 50 % más de los 30.000 que ya habían salido a la luz.
Se trata de documentos que Clinton envió desde un servidor privado de correo electrónico mientras era secretaria de Estado, algunos con información clasificada y que según el FBI podrían haber caído en manos de actores externos y hostiles a Estados Unidos, por lo que concluyó que su praxis fue “muy negligente”.
Un juez federal estadounidense urgió al Departamento de Estado que investigue el contenido de estos nuevos correos y le dio un mes de margen (hasta el 23 de septiembre) para que determine los plazos para hacerlos públicos, semanas antes de los comicios presidenciales previstos para el 8 de noviembre.