A seis meses de reñidos comicios en que buscará la reelección, Trump rompió una regla no escrita en Washington de que los presidentes y expresidentes evitan enfrentamientos públicos, al pedir que Obama testifique sobre lo que denominó “Obamagate”. (AP)
Trump rompió una regla no escrita en Washington de que los presidentes y expresidentes evitan enfrentamientos públicos
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó el jueves al Senado a investigar a su predecesor, Barack Obama, sobre una supuesta teoría conspirativa que según el mandatario republicano llevan adelante sus oponentes demócratas en su contra.
A seis meses de reñidos comicios en que buscará la reelección, Trump rompió una regla no escrita en Washington de que los presidentes y expresidentes evitan enfrentamientos públicos, al pedir que Obama testifique sobre lo que denominó “Obamagate”.
El “Obamagate”, que alude al escándalo de Watergate que empujó al republicano Richard Nixon a renunciar a la Casa Blanca en 1974, se basa en que la administración de Obama y un “Estado profundo” que operaba en paralelo intentaron hundir la presidencia de Trump a partir de investigaciones de sus contactos con entidades rusas.
“Solo hágalo”, tuiteó Trump, dirigiéndose al senador Lindsey Graham, uno de sus aliados republicanos más leales, quien preside el poderoso comité judicial del Senado.
“La primera persona a la que llamaría para testificar sobre el mayor crimen político y escándalo en la historia de Estados Unidos, por LEJOS, es el expresidente Obama”, dijo Trump.
Poco después, Obama pareció responderle en Twitter, escribiendo simplemente: “Voten”.
Pero Graham echó un balde de agua fría a la idea de Trump, al declararle al sitio informativo Político: “No creo que sea el momento de que haga eso. No sé si eso es posible”.
Trump continuará sin embargo impulsando su idea del “Obamagate” mientras busca entusiasmar a su base de derecha antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
Entre las figuras a las que apunta Trump ahora está el vicepresidente de Obama, Joe Biden, su probable rival demócrata en noviembre.
La teoría de la conspiración del “Obamagate” busca cuestionar una investigación de dos años dirigida por el fiscal especial Robert Mueller sobre los contactos de Trump en Rusia.
Mueller determinó que Trump y su campaña electoral tenían extensos lazos, a veces turbios, con los rusos, y que Moscú interfirió directamente en las elecciones de 2016 para perjudicar a la candidata demócrata, Hillary Clinton. Pero Mueller dijo que no había pruebas contundentes de colusión entre las partes partes.
Trump pidió castigar a quienes impulsaron esa investigación, calificando todo el asunto como un “engaño”.
Graham se dijo “muy preocupado por el precedente que se establecería al llamar a un expresidente” a testificar, pero prometió realizar audiencias en junio sobre la investigación sobre Rusia y Trump.