Seúl, 16 abr (EFE).- Casi 300 personas, la mayoría estudiantes de bachillerato, permanecen desaparecidas tras naufragar hoy en Corea del Sur un barco de pasajeros en la que puede ser una de las mayores tragedias humanas de la historia del país asiático.
El Gobierno surcoreano ha confirmado que tres pasajeros han muerto y 292 siguen desaparecidos, según las últimas cifras oficiales, mientras los equipos de rescate continúan sus labores tras conseguir evacuar a 164 personas -78 de ellas estudiantes-.
El buque Sewol se hundió unas dos horas después de sufrir, a las 9.00 hora local (0.00 GMT), una aparente colisión a unos 20 kilómetros de la isla suroccidental de Byeongpyung.
Llevaba 459 pasajeros a bordo, de los que 325 eran estudiantes de bachillerato que realizaban un viaje escolar.
En estos momentos han cobrado un papel trascendental los buzos enviados por la Marina en un contingente de 200 especialistas que, ya caído el sol, tratan de penetrar en este enorme buque de 146 metros de eslora y 22 de manga para rescatar a los pasajeros que pueden haber quedado atrapados en su interior.
Pero la situación es muy adversa, dado que el Sewol permanece hundido desde hace varias horas a 30 metros de profundidad, la visibilidad es prácticamente nula y la temperatura del agua es de unos 12 grados.
Debido a estos tres factores “es poco probable que cualquier persona atrapada en el interior haya sobrevivido”, indicó un operario de rescate citado por el diario Korea Herald, tras reconocer que se llevó acabo una búsqueda sin éxito en las aguas en un radio de 5 kilómetros.
Según la cadena YTN, que citó a testigos, las autoridades del barco recomendaron a los pasajeros permanecer en sus asientos durante los primeros 60 minutos, lo que podría haberles privado de un tiempo crucial para ponerse a salvo en las dos horas que duró el naufragio.
De confirmarse los pronósticos más pesimistas sobre este suceso que mantiene en vilo a Corea del Sur, se trataría de su peor accidente naval de las últimas décadas, con una gravedad similar al ocurrido en octubre de 1993 en la costa oeste, con 292 fallecidos.
La tragedia es aún más desafortunada teniendo en cuenta la juventud de la mayoría de los desaparecidos en un país que lloró la muerte de 10 jóvenes universitarios el pasado febrero en el derrumbe de un polideportivo.
Todos los adolescentes que viajaban en el barco pertenecen a un instituto de bachillerato de la localidad de Ansan, en la periferia de Seúl, y partían desde el puerto nororiental de Incheon rumbo a la turística isla de Jeju, al sur del país.
A la espera de conocer la suerte de los desaparecidos, las autoridades han confirmado tres fallecidos, una mujer de 27 años miembro de la tripulación y un estudiante que murió en el hospital tras ser rescatado, mientras el tercero todavía no ha sido identificado.
La mayoría de los rescatados han sido enviados a hospitales de la cercana localidad de Mokpo, donde al menos 55 de ellos están recibiendo tratamiento por heridas, contusiones, roturas de huesos y quemaduras.
Desde allí han llegado algunos testimonios, como el de uno de los jóvenes rescatados, que relató a los medios que los pasajeros “se esforzaban para subir a los pisos superiores del barco, pero era difícil con la cubierta inclinada”, ya que el barco volcó lentamente durante las dos horas que duró el naufragio.
En cuanto a las causas del hundimiento, se cree que el Sewol colisionó con algún obstáculo que rompió su casco y abrió una entrada de agua, según relatos de supervivientes que aseguraron haber oído un fuerte estruendo.
En todo caso, el Gobierno ha dejado claro que no investigará las causas del suceso o posibles responsabilidades hasta que las tareas de rescate hayan concluido.
El barco, que apenas cubría la mitad de su aforo de 921 personas, partió la noche anterior del puerto de Incheon, al oeste de Seúl, con retraso por niebla, pero en la zona donde se produjo el accidente la visibilidad era relativamente buena según las autoridades meteorológicas.
Sin embargo algunos de los rescatados aseguraron que había niebla en el momento de la colisión, lo que ha despertado especulaciones de que el capitán pudo haber alterado la ruta establecida para acortar tiempo. EFE