El pasado sábado 28 de mayo se celebró en el salón Pachón Matos Rivera de la Federación Dominicana de Ajedrez el Primer Torneo de Ajedrez Infantil Pequeños Pensadores, con la participación de más de 80 niños y niñas de entre 5 y 12 años.
En un ambiente alegre pero muy competitivo y divididos según la edad -sub 7, sub 8, sub 10 y sub 12- se jugaron cuatro disputadas rondas a 15 minutos por jugador y en algunos casos fue necesaria una ronda de desempate para definir a los campeones.
Resultaron ganadores en la categoría sub 7 Emma Ballester y Daniel Barceló, con destacada actuación de Diego Barceló de solo 5 años, que se quedó con el segundo lugar masculino. En sub 8 los campeones fueron Emely Fernández y Diego Burgos, en sub 10 Victoria Rodríguez y José Calderón y en sub 12 Amelia Castro y Samil Tiburcio.
Se entregaron trofeos a los tres primeros lugares de cada categoría y los cinco primeros clasificaron a los campeonatos nacionales infantiles por categorías que se celebrarán entre julio y agosto próximos en la misma sede.
Según opiniones expresadas por familiares, entrenadores y directivos, el evento contó con una excelente organización, que corrió a cargo de la Lic Irina Rodríguez Labrador, monitora y árbitro de ajedrez, quien al dirigirse a los presentes en la apertura de la actividad expresó: nuestra meta es que este sea el renacer del ajedrez infantil en el Distrito Nacional, seguiremos trabajando para que las innumerables bondades del ajedrez lleguen a todos los niños y niñas y contribuir así en la formación de mejores ciudadanos que serán los protagonistas del mañana.
El torneo estuvo dedicado al cubano José Raúl Capablanca, único Campeón Mundial de ajedrez de latinoamérica y sobre el cual el Maestro Internacional Nelson Pinal contó algunas anécdotas y elementos biográficos como una forma de motivar a los niños en la práctica del juego ciencia y conocer un poco sobre su historia.
El evento contó con el apoyo de la Federación Dominicana de Ajedrez que preside el Lic. Willy González, el árbitro Fide Wilfredo Paulino fue el encargado de los detalles técnicos y Braulio Ramírez, administrador de la FDA, garantizó la logística necesaria para que la actividad se desarrollara con éxito.