Estados Unidos estaría “poniendo a personas intencionalmente en peligro” si envía a sus diplomáticos de vuelta a Cuba, declaró el secretario de Estado, Rex Tillerson, en entrevista con la agencia AP, aun cuando el FBI plantea en un nuevo informe dudas sobre la teoría inicial de que sufrieron “ataques sónicos” en la Isla.
Luego de meses de investigación y cuatro viajes de funcionarios del FBI a La Habana, la División de Tecnología Operativa de la agencia dijo en un informe que las pesquisas no encontraron evidencia de que ondas de sonido hubieran dañado la salud de los estadounidenses, informa la AP.
El reporte, fechado el 4 de enero, no aborda otras teorías. El FBI dice que continuará investigando hasta que pueda mostrar que no hubo “daño intencional”.
Tillerson dijo que no está convencido de que los “ataques deliberados” hayan acabado. Defendió su decisión de septiembre de ordenar a la mayoría del personal estadounidense y sus familias abandonar Cuba, y señaló que no la modificará hasta que el Gobierno de Cuba garantice que estarán seguros.
“Yo estaría poniéndolos intencionalmente en peligro de nuevo. ¿Por qué debería hacerlo si no tengo los medios para protegerlos?”, declaró Tillerson a la AP el 5 de enero. “Me opondré a quien sea que pretenda obligarme a hacer eso”.
“Todavía creo que el Gobierno cubano, alguien del Gobierno cubano, puede poner fin a esto”, agregó. Washington jamás ha culpado a La Habana de los ataques, pero insiste en que el Gobierno de Raúl Castro debe saber quién lo hizo y es responsable de la seguridad del personal diplomático que trabaja en su territorio.
La Habana niega estar implicada o haber tenido conocimiento de ataque alguno, y pone en duda la existencia de los ataques.
Las tensiones sobre el asunto son evidentes en el Congreso, donde los detractores del Gobierno cubano discrepan con quienes apoyan un estrechamiento de los vínculos. Y al interior del Gobierno de Donald Trump, la CIA, algunos de cuyos miembros fueron afectados, ha censurado la falta de avances del FBI, dijeron varios funcionarios a la AP en los últimos meses.
En tanto, unos cuantos legisladores enterados de la investigación cuestionan incluso si el FBI coincide con el Departamento de Estado en que alguien fue blanco de los ataques.
El Departamento de Estado ha dicho antes que el caso “médicamente confirmado” más reciente de un estadounidense afectado ocurrió el 21 de agosto. Tillerson no mencionó más incidentes recientes, pero manifestó “no estar seguro de que hayan acabado”.
La AP supo de al menos un empleado más de la embajada estadounidense que informó de síntomas similares después de esa fecha. Según la agencia, se determinó que los síntomas no tenían nada que ver.
Las declaraciones de Tillerson y el informe del FBI ilustran la confusión que persiste en el Gobierno estadounidense sobre ese misterio en La Habana, más de un año después de que los empleados de la embajada comenzaran a registrar enfermedades como pérdida auditiva así como problemas de la vista y de la memoria. Los síntomas siguieron siempre a sonidos inexplicables ocurridos en las casas de los diplomáticos, lo que condujo a los investigadores a sospechar de un arma sónica. Estados Unidos dijo que 24 de sus empleados sufrieron daño. Canadá ha informado que algunos de sus diplomáticos también fueron afectados, al igual que sus familiares, entre ellos niños.
El FBI se negó a hacer comentarios el lunes, según la AP.