El viejo muelle comercial de Puerto Plata que fue construido en el 1918 durante la segunda intervención militar norteamericana, debido a la falta de mantenimiento cada día sigue despedazándose ante la mirada indiferente de las autoridades gubernamentales.
La estructura física del citado puerto que ya cumplió un siglo de existencia, se desmorona a cada momento en plena bahía de Puerto Plata, ya que son infinitos los peligrosos hoyos, grietas y troneras en su losa, que por cierto no fueron reparados luego de que el terremoto del 2003 prácticamente lo quebrara en dos pedazos.
Por éste muelle, en horas de la mañana del 15 de abril del año 1971 tocaron tierra dominicana los primeros turistas de cruceros que llegaron a esta parte del país a bordo del trasatlántico Boheme, y en esa ocasión fue el profesor de inglés, Miguel Ángel Hernández, quien acompañado de las autoridades locales les dio la bienvenida a los turistas y a la tripulación del referido crucero, episodio histórico que representó una época de bonanza económica para “La Novia del Atlántico”.
De igual manera, desde hace más de 18 años en seis gobiernos diferentes, un total de 11 directores ejecutivos de la Autoridad Portuaria Dominicana (APORDOM), todos desde el 1999 hasta la fecha, han ofrecido de forma demagógica reparar el viejo muelle de Puerto Plata como fueron: Francisco Javier García, Melanio Paredes, Aníbal García Duvergé, Rosendo Borges Rodríguez, José Elías Valdez Bautista, los generales Francisco Frías Olivencia, José Aníbal Sanz Jiminian y Sigfrido Pared Pérez, José Francisco Peña Guaba, Ramón Rivas, Mayobanex Escotto y ahora Víctor Gómez Casanova.
En diferentes períodos, las autoridades gubernamentales han hecho múltiples promesas de reconstruir esa maltrecha terminal marítima, pero irónicamente nunca cumplen los ofrecimientos como lo asegurado por el ex director de Portuaria, Mayobanex Escotto, quien en más de tres ocasiones a anunció la presunta inversión de 70 millones de dólares en el puerto viejo de Puerto Plata para su aprovechamiento turístico, lo cual se quedó solo en palabras.
