Rusia pidió este jueves explicaciones a Turquía tras la intercepción el miércoles de un vuelo Moscú-Damasco que fue obligado a aterrizar en Ankara para verificar un “cargamento sospechoso”, mientras en el terreno sigue la violencia, con ocho muertos en el ataque de un autobús.
“La parte rusa exige a las autoridades turcas explicaciones sobre la justificación de estos actos”, dijo el ministerio ruso de Relaciones Exteriores en un comunicado, en el que acusa a Ankara de “poner en peligro a los pasajeros”, entre los que se encontraban 17 rusos.
Dos aviones F4 de las fuerza aérea turca escoltaron el miércoles por la noche a un Airbus A-320 sirio que partió de Moscú con destino a Damasco y lo obligaron a aterrizar en el aeropuerto de Ankara-Esenboga para un control de seguridad.
Además las autoridades turcas “se negaron a dejar que diplomáticos (rusos) se reuniesen con sus compatriotas, que permanecieron ocho horas confinados en el aeropuerto”, dijo el ministerio ruso, que acusa a Ankara de haber “violado la convención consular bilateral”.
El aparato, que iba de Moscú a Damasco, fue interceptado porque según las autoridades turcas transportaba un “cargamento ilegal (…) que debería haber sido declarado”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores turco, Ahmet Davutoglu.
Una fuente de los servicios de exportación de armas rusas afirmó sin embargo el jueves a la agencia Interfax que no había “ni armas ni componentes para armamentos a bordo del aparato”.
El presidente ruso, Vladimir Putin, aplazó este mismo jueves una visita prevista a Ankara, indicó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, un signo más del deterioro de las relaciones entre Rusia y Turquía.
Siria acusó por su parte a Turquía de comportamiento “hostil”.
“Es un signo más de la política hostil llevada a cabo por el gobierno Erdogan que da refugio (a los rebeldes) y bombardea el territorio sirio”, declaró el ministerio sirio de Relaciones Exteriores en un comunicado.
Las relaciones entre Siria y Turquía han empeorado tras los tiros desde territorio sirio hacia un pueblo turco fronterizo que dejaron varios muertos el pasado 3 de octubre.
Por su parte la compañía aérea nacional siria acusó a Turquía de haber “agredido” a la tripulación, dijo la directora de la compañía Syrian Air, Aida Abdel Latif, sin dar más detalles.
En Siria, al menos ocho personas murieron el jueves y otras tantas resultaron heridas en un ataque perpetrado por un “grupo terrorista” contra un autobús con obreros sirios que acababa de cruzar la frontera con Líbano, anunció la televisión oficial.
“Un grupo terrorista armado atacó de madrugada un autobús que transportaba a obreros sirios procedentes de Líbano minutos, después de que cruzase el puesto fronterizo de Arida en dirección al territorio sirio, matando a ocho ciudadanos e hiriendo a otros ocho”, indicó la televisión.
Por otra parte los rebeldes sirios tomaron el control de casi 5 km de la estratégica autopista que une Damasco y Alepo, a la altura de la localidad de Maaret al Nooman, también bajo su poder, constató un periodista de AFP.
La ciudad de Maaret Al Nooman, donde se libran violentos combates, es un paso obligado para los refuerzos del ejército que se dirigen a Alepo, escenario de una batalla crucial desde hace casi tres meses.
Un combatiente rebelde sirio con un cigarro y un rosario tomándose un descanso durante los enfrentamientos con fuerzas gubernamentales, en el distrito de Saif Al-Dawla, en la localidad de Alepo (norte del país), el martes 9 de octubre.
El primer ministro ruso, Dimitri Medvedev (izq), escuchando a su homólogo iraquí, Nuri Al-Maliki, durante una reunión en la residencia oficial de Gorki, en las afueras de Moscú, el martes 9 de octubre.