La isla indonesia de Lombok sufrió el jueves su tercer gran terremoto en poco más de una semana. Un funcionario elevó a más de 300 los muertos en el potente sismo de magnitud 7,0 del pasado domingo.
La fuerte réplica, que alcanzó una magnitud de 5,9 según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, provocó pánico, daños en edificios, deslaves y heridos. El epicentro del temblor se registró en el noroeste de la isla, dijo la agencia geológica indonesia apuntando que no tuvo potencial para causar un tsunami.
Videos mostraron escombros esparcidos por las calles y nubes de polvo que envolvían edificios. En el norte de Lombok, algunos conductores salieron de sus autos en carreteras atascadas mientras una anciana parada en la parte trasera de una camioneta gritaba “Dios es grande”. Un reportero de The Associated Press en la capital de la provincia, Mataram, vio a heridos por el último temblor y como un hospital trasladó a sus pacientes al exterior.
La última sacudida generó más “trauma”, señaló el vocero de la Agencia Nacional de Mitigación de Desastres, Sutopo Purwo Nugroho.