Un total de 177 personas murieron desde comienzos de abril en la República Dominicana por el consumo de clerén, una bebida alcohólica de fabricación clandestina, que estaba adulterada con metanol.
Esto supone 22 víctimas mortales más con respecto al último balance oficial, divulgado el pasado 1 de mayo, según los datos facilitados este martes por el Ministerio de Salud Pública.
“La tasa de letalidad es extraordinariamente alta”, dijo el ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, en su rueda de prensa diaria con motivo de la pandemia de coronavirus, que ha causado 10,900 contagios y 402 fallecimientos en el país.
El clerén es un destilado de caña de baja calidad, de producción artesanal y clandestina, que se elabora sin permiso de las autoridades sanitarias, por no considerarlo apto para el consumo humano.
El consumo de este destilado está muy extendido entre la población más pobre de la República Dominicana y del vecino Haití debido a su bajo precio, que ronda un dólar por medio litro.
El clerén no es letal en sí y no suele causar intoxicaciones graves, pero el que ha ocasionado las muertes estaba contaminado con metanol, un alcohol muy tóxico.
La contaminación por metanol puede ocurrir en el proceso de elaboración, como resultado del destilado de maderas, o si se mezclan disolventes en la bebida para abaratar el producto final, que en la República Dominicana también se conoce como tapa floja, tafia o triculí. Según el Ministerio de Salud Pública, el consumo de estas bebidas ha aumentado desde que comenzaron a aplicarse las medidas de confinamiento de la población para contrarrestar la pandemia, adoptadas en la República Dominicana a partir del pasado 19 de marzo. El incremento de la demanda se debe “principalmente por el confinamiento”, lo que ha tenido como consecuencia que los alcohólicos abandonen su tratamiento.