DACA (Reuters) – Al menos 187 personas, en su mayoría mujeres trabajadoras, han muerto en el derrumbe de un edificio en Bangladesh, y los equipos de rescate que buscan supervivientes dijeron el jueves que había muchas más atrapadas entre los escombros de un complejo que albergaba fábricas textiles que surtían a tiendas minoristas de Europa y América del Norte.
El derrumbe, que ocurrió en cuestión de segundos cinco meses después de un incendio en una fábrica en el que murieron 100 personas, podría manchar la reputación de Bangladesh como fuente de productos y servicios de bajo coste y llamar la atención de minoristas occidentales y otras empresas que obtienen productos del país.
Los equipos de rescate trabajaban de forma frenética, ayudados por los residentes locales, entre los escombros del edificio de ocho plantas Rana Plaza de Savar, a 30 km de la capital de Bangladesh, Daca, que se derrumbó el miércoles. Más de 1.000 personas resultaron heridas.
Los familiares identificaban a sus muertos entre filas de cadáveres.
“La cifra de muertos podría subir ya que mucha gente aún está atrapada bajo los escombros”, dijo el jueves a Reuters el jefe de policía de distrito de Daca Habibur Rahman.
“Estaba en el trabajo en la tercera planta, y entonces de repente escuché un ruido ensordecedor, pero no podía entender qué estaba pasando”, dijo la trabajadora Zohra Begum.
La autoridad de desarrollo de Daca demandó el jueves al propietario del edificio por construcción defectuosa. También demandó al propietario y a las cinco fábricas textiles por causar muerte ilegítima, dijo Rahman.
El presidente de la asociación Bangladesh Garment Manufacturers and Exporters, Mohammad Atiqul Islam, dijo que había 3.122 trabajadores en las fábricas. Agregó que responsables de Savar habían advertido el día anterior de que se había hallado grietas en el edificio.
“Pedimos a los propietarios de las fábricas que las mantuvieran cerradas”, dijo Islam.
El propietario del Rana Plaza había transmitido a los propietarios de las cinco fábricas que las grietas no eran peligrosas, dijo Islam. “Tras obtener el visto bueno del propietario del edificio, todas las fábricas de ropa abrieron”, dijo.
No obstante, un responsable policial Mohammad Asaduzzaman dijo que los propietarios de las fábricas parecían haber ignorado una advertencia para no permitir que sus trabajadores entraran en el edificio tras detectar una grieta el martes.
Las imágenes que dieron la vuelta al mundo mostraron a mujeres jóvenes trabajadoras, algunas aparentemente semiinconscientes, siendo sacadas de los escombros por bomberos y soldados. Los médicos de los hospitales de Daca dijeron que no podrían hacer frente a la cifra de víctimas.
Mohamad Mosharraf, que fue rescatado el jueves después de 26 horas, dijo que algo pesado le golpeó en la cabeza y que estaba inconsciente cuando se derrumbó el edificio.
“Cuando recobré el sentido, encontré a otros cuatro coletas también atrapados entre los escombros del edificio”, dijo a Reuters. “Intentamos desesperadamente gritar para que alguien nos rescatara. Al principio no recibimos ninguna respuesta, pero nos movimos a otra parte del edificio y encontramos alguna luz y escuchamos voces”.
PREOCUPACIÓN POR LA SEGURIDAD
El derrumbe en el edificio Rana Plaza sigue a un incendio en la fábrica Tazreen Fashion en las afueras de Daca que causó 112 muertos en noviembre y a otro incidente en una fábrica en enero en el que murieron siete personas, lo que añade preocupaciones sobre la seguridad de los trabajadores y los bajos salarios en Bangladesh.
El minorista de ropa británico Primark, que tiene 257 tiendas en Europa y es una unidad de Associated British Foods ABF.L, confirmó que uno de sus proveedores ocupaba el segundo piso del edificio.
“La compañía está conmocionada y profundamente entristecida por este horrible incidente en Savar, cerca de Daca, y expresa sus condolencias con todos aquellos implicados”, dijo Primark en su página web sobre ética comercial.
La canadiense Loblaw, unidad de la empresa de procesamiento y distribución alimentaria George Weston WN.TO, también confirmó relación con el edificio. Dijo que una fabricaba hacía un pequeño número de artículos de vestuario “Joe Fresh” para la compañía.
En un correo electrónico, la vicepresidenta de relaciones públicas de Loblaw Companies, Julija Hunter, dijo que se sentían “profundamente entristecidos” y expresaron sus condolencias con los afectados.
Ambas compañías utilizan códigos de conducta destinados a asegurar que sus productos se fabrican en condiciones laborales adecuadas.
Documentos que incluyen hojas de pedidos y planes de recortes obtenidos por Reuters parecen mostrar que otras marcas textiles importantes como la española Mango y Benetton habían usado proveedores que estaban en ese edificio en el último año. Un portavoz de Benetton dijo que ninguna de las fábricas era proveedora de la empresa.
Alrededor de 3,6 millones de personas trabajan en la industria textil en Bangladesh, lo que convierte al país en el segundo mayor exportador mundial de ropa.
Tras el incendio en Tazreen, el gigante minorista estadounidenses Wal-Mart Stores WMT.N dijo que tomaría medidas para apaciguar las preocupaciones sobre la seguridad, mientras que Gap GPS.N anunció un programa de seguridad contra incendios.
Wal-Mart dijo el miércoles que no había determinado si en el edificio había una fábrica que produjera artículos para la compañía.
“Todavía estamos luchando para superar los problemas tras el incendio de Tazreen, ahora otro incidente que es un fuerte revés para el sector”, dijo Islam, presidente de la asociación de manufacturas y exportadores textiles de Bangladesh.
Sin embargo, Edward Hertzman, un agente de contratación basado en Nueva York que también publica la revista comercial Sourcing Journal, dijo que la presión de los minoristas estadounidenses para mantener un tope en los costes sigue fomentando las condiciones peligrosas.
Hertzman, cuya publicación tiene oficinas en Bangladesh, dijo que New Wave Bottoms ocupaba el segundo piso, Phantom Apparels el tercero, Phantom Tack el cuarto y Ethar Textile el quinto.
La página web New Wave enumeró 27 principales compradores que incluían empresas de Reino Unido, Dinamarca, Francia, Alemania, España, Irlanda, Canadá y Estados Unidos.