Una prolongada sequía afecta desde mayo pasado a los ganaderos, agricultores y habitantes de pueblos del Noroeste, convirtiéndose en una dramática realidad.
Afirman que la sequía no solo afecta la alimentación de las vacas, sino que se refleja en la falta de agua, porque la mayoría de ríos, cañadas, lagunas y represas están secos, mientras los pozos tubulares han reducido su capacidad de almacenamiento.
Manifestaron que septiembre, octubre y noviembre son meses de lluvias, pero que como no se registraron precipitaciones, no pudieron conservar reservas de agua y pastos para el inicio de la sequía.