SANTIAGO.-La dimensión que en la actualidad ha alcanzado el mercado de pulgas que cada jueves improvisan dominicanos y haitianos en el sector de Pueblo Nuevo de esta ciudad, cuyo esparcimiento llega hasta el casco urbano, provocando un caos en el tránsito en la intersección de la avenida 27 de Febrero esquina 30 de Marzo, lo que obliga a las autoridades disponer su traslado del lugar.
Resulta que es en esa misma intersección que está la principal estación, del Cuerpo de Bomberos de Santiago, cuyas unidades se verían imposibilitadas a salir en caso de una llamada de emergencia, por el gran tapón de vehículos que cada semana se forma en dicho lugar.
Así mismo esta actividad afecta el desenvolvimiento de las actividades de una de las principales funerarias que operan en Santiago, porque los vendedores ocupan la entrada y salida de dicho establecimiento, que también atrae gran cantidad de público en su momento de servicio a sus clientes.
Tanto la 27 de Febrero como la calle 30 de Marzo son dos de las principales vías de mayor circulación de vehículo en la ciudad de Santiago, cuyo flujo se ve imposibilitado cada semana, por la venta improvisada de mercancías usadas y las personas que acuden a demandarla.
Se trata de una actividad comercial que inició en el mismo Mercado Público del referido sector específicamente en la avenida José Armando Bermúdez, pero que con el paso del tiempo ha crecido en gran dimensión que ya ha sobre pasado las calles del populoso barrio y ahora ocupa parte del centro de la ciudad.
Pero resulta que en los últimos años la cantidad de vendedores y compradores que llegan de toda parte de la región lo han llevado salir del reducido entorno que ocupaba en principio, convirtiéndose en un dolor de cabeza, para quienes tienen que desplazarse por allí, los jueves de cada semana.
Además del caos que esta actividad genera en el tránsito la misma arrabaliza la ciudad, lo cual se suma a la cantidad de vendedores ambulantes que cada día ocupan las aceras de las principales calles de la segunda ciudad en importancia del país.
Esta situación necesariamente tiene que ser atendida por las autoridades municipales, que deben buscar una rápida reubicación de este mercado, que trastorna el buen desenvolvimiento de las actividades cotidiana de Santiago.
Dos plazas para buhoneros funcionan en aquí, pero las mismas no han sido suficientes, para aguardar a los vendedores ambulantes que utilizan las calles para ganarse el sustento de éstos y su familia cada día.
En las principales ciudades del país, en los últimos años la economía informal ha ganado un gran terreno, muchos de ellos por ellos, empujado por el creciente desempleo que persiste en la República Dominicana.