Samuel Sosa disparó su jonrón 500 un 4 de abril de 2003. (AP)
El 4 de abril es una fecha especial para el béisbol dominicano por la hazaña que un día como hoy, en el 2003 realizó el “Bambino del Caribe” o el Big Mangú, como es conocido Samuel –Sammy- Sosa. Ese día el petromacorisano disparó su primer jonrón de la temporada, que a la vez fue el número 500 de su carrera.
Ocurrió en el Great American Ball Park, el estadio que fue inaugurado esa temporada. Sosa le disparó un bambinazo al lanzador Scott Sullivan, de los Rojos de Cincinnati, una bola rápida en conteo de 1-2 que cayó en vía contraria en las gradas del jardín derecho. Luego del batazo dio su característico salto, recorrió las bases, en tanto en las tribunas un grupo de fanáticos se peleaba por la futura-costosa pelota.
Los 29,048 se pusieron de pie y entre aplausos vitoreaban al que se convirtió en el miembro número 18 del club de los 500 jonrones para esa ocasión. Además de ser el primer latino que amasaba esa cifra.
Fue un palo solitario que puso el partido 7-8, todavía a favor de los Rojos, que posteriormente se llevaron el triunfo 10-9, sin que eso destrozara la noche de Samuel. Fue un gran inicio en su temporada 15, si se toma en cuenta que la anterior se quedó a un palo de anotarse en el club 500, pero solo había disparado seis cuadrangulares en los últimos 41 juegos de los Cachorros, nueve de los cuales se los perdió por lesión debido a una colisión en el jardín.
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Ese año 2003, con 34 años, sería de todas formas su campaña número siete de 40 o más cuadrangulares y su sexta consecutiva. No volvería a conectar esa cifra en sus siguientes tres campañas, aunque tuvo una similar con una de 35 en el 2004.
El nativo de San Pedro de Macorís entró también al club de los 600 jonrones, un círculo en el que solo nueve integrantes conforman ese grupo.
El dato curioso
Su mánager de entonces, Dusty Baker fue un testigo muy curioso de la hazaña de Sammy, ese viernes 4 de abril de 2003.
Baker lo vio hacer historia con su jonrón 500 en un día como ese, pero también estuvo ahí en la misma ocasión que Hank Aaron disparó su cuadrangular número 714 con el cual empataba la cifra del legendario Babe Ruth, a quien eventualmente superaría.
Para ese 2003, justamente contaban 74 años desde que Ruth fundó el club de los 500 jonrones.
¿Y qué pasó con la pelota?
El sitio VAULT en Internet resume que una vez Babe Ruth disparó su jonrón 500 un fanático se apoderó de la pelota, de la cual estaba interesada el real Bambino, después de su vuelacerca disparado el 11 de agosto de 1929 en el Cleveland’s League Park.
Al cruzar el plato conversó con un policía a quien le pidió que estaba interesado en la pelota, pero el chico no estaba en esa sintonía por lo que el agente llevó al fanático ante el Babe (George Herman Ruth, su verdadero nombre) y éste lo premió con 20 dólares y otra pelota autografiada.
Hecha la transacción todos se fueron felices.
Con Sosa fue diferente. El fanático de 22 años, Zach Kirk, se hizo de la pelota a nudillos ensangrentados y fue capaz de rechazar una oferta de 20 mil dólares. Al contrario, decidió irse al mercado, más todavía que Sosa mostraba nada de interés en el apetecible trofeo para los fanáticos. “Lo que me importa es que tengo 500”, dijo Sosa, de 34 años en el 2003. “Atrapó la pelota. Sea lo que sea que quiera hacer con la pelota, que Dios lo bendiga”.
Kirk tuvo razón en rechazar la oferta de los 20 mil dólares, finalmente en una audición la vendió en 44 mil 500 dólares, bueno algo distante de una cifra significativa como el valor de la bola del jonrón 500 de Mark McGwire que se llegó a vender en 250 mil dólares, la del Big Mc y en 200 mil dólares la de de Mickey Mantle.