La reunificación de Crimea a la Federación Rusa y las recientes sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados europeos contra el Kremlin son dos medidas que están a punto de cambiar el mercado energético mundial, debido a que Moscú está considerando seriamente consolidar su cooperación con China en ese sector productivo.
El consejero de la embajada china en Moscú, Zhang Di, destacó que Beijing está interesado en profundizar la cooperación bilateral en materia petrolera, así como también las empresas del sector tienen “amplias perspectivas de cooperación en esta área”.
Asimismo, aseveró que, tras la crisis de Crimea, Rusia ha dado muestras que la cooperación con China, inevitablemente, se perfila como uno de los principales rumbos estratégicos de la política energética del Kremlin a largo plazo.
Incluso, esta semana fue revelada la firma de un acuerdo entre Beijing y Moscú, a través del cual China acepta invertir 350 mil millones de dólares en petróleo durante los próximos años.
En ese sentido, la agencia Bloomberg reseñó que en febrero pasado las importaciones chinas alcanzaron 2,72 millones de toneladas de petróleo, cifra récord del comercio entre ambos países en las últimas décadas.
Además, actualmente el volumen de las exportaciones rusas constituye el 12 por ciento del importe petrolero total chino, el nivel más alto en los últimos siete años.
Por su parte, la revista Forbes sostiene que “el sector petrolero es solo la punta del iceberg de las relaciones comerciales”, tomando en cuenta los planes de firmar un contrato entre la rusa Gazprom y la china CNPC, para las importaciones de gas ruso.
En tanto, la agencia Russia Today (RT) subrayó que las sanciones de Washington contra una entidad bancaria de Rusia “no han causado daño alguno a la economía del país” euroasiático, pero sí han advertido a Moscú de la necesidad de modificar su sistema financiero, precisamente mirando hacia oriente.
La cadena rusa agrega que, hoy día, Moscú ocupa un lugar central en la estrategia de desarrollo de Beijing, y se considera que las estas relaciones garantizan la seguridad energética del gigante asiático, fortaleciéndolo ante las posibles presiones de Occidente.
En tanto, para Rusia la cooperación con China no sólo podría reemplazar a algunos socios occidentales a largo plazo, sino que también significará el acceso a mercados de Asia Oriental, considerados el futuro de la política y económica mundial.