NUEVA YORK.- El representante de Rusia ante el Consejo de Seguridad de la ONU dijo que su país «no quiere un baño de sangre en Donbás» (región del este de Ucrania) y aseguró que hay «un pánico infundado a la invasión de Ucrania» en muchos países occidentales.
La sesión fue convocada de urgencia a petición de Ucrania como respuesta al anuncio del presidente ruso Vladimir Putin de reconocer los estados autoproclamados de Donestk y Lugansk (que forman la región de Donbás) y el posterior envío de tropas a estos dos enclaves, un anuncio que ha agravado un conflicto que viene fraguándose desde hace varias semanas.
El embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, escuchó impertérrito las declaraciones de los países miembros del Consejo, que en su mayoría condenaron el atentado contra la integridad territorial y la soberanía de Ucrania, con las notables excepciones de China e India, se que limitaron a genéricos llamamientos a la diplomacia.
La sesión terminó sin ningún acuerdo y sin que el bloque de los países aliados de Estados Unidos anunciara las nuevas sanciones contra Rusia que hoy prometieron desde sus respectivas capitales y que supuestamente se concretarán en las próximas horas.
En realidad, la sesión del Consejo, convocada con una premura inhabitual -con solo dos horas de antelación- y en horario nocturno, algo que solo sucede en vísperas de grandes conflictos, no ha servido para avanzar un ápice en el problema, ya que Rusia negó que el reconocimiento de Donestk y Lugansk o el envío de tropas suplementarias suponga un cambio cualitativo sobre el terreno.
El embajador ruso lamentó que ninguno de los intervinientes se acordase de la población civil de Donbas, que cifró en cuatro millones de personas, de los que 60.000, en su mayoría mujeres y niños, han huido como refugiados hacia Rusia en los últimos días huyendo -afirmó- de los bombardeos del ejército ucraniano.
Es para proteger a esa población -sostuvo Nebenzia- que Rusia va a enviar soldados en lo que llamó «misiones de paz», al tiempo que denunció al gobierno ucraniano por «infiltrar a grupos subversivos en Donbás para sabotear las infraestructuras» civiles.
Pero el tono del embajador ruso no fue belicoso, sino que, como viene siendo habitual en los últimos debates en el Consejo de Seguridad, trató de rebatir las acusaciones que le llovían desde Estados Unidos, respaldadas en bloque por Reino Unido, Francia, Noruega, Irlanda y Albania.
«Putin está poniendo a prueba el sistema internacional y viendo hasta dónde puede presionar a la ONU», dijo la embajadora estadounidense, Linda Thomas-Greenfield, y añadió que el reconocimiento de Putin de las dos repúblicas viola el derecho internacional y no es sino el preludio para una invasión, lo que fue negado por el ruso.
ALGUNOS PAÍSES SE DESMARCAN DE RUSIA
China, India y los Emiratos Árabes, aliados de Rusia en otros conflictos, así como Brasil, evitaron criticar a Moscú y se limitaron a genéricos llamamientos a las negociaciones; el embajador chino fue quien se mostró más reacio a romper su tradicional alineamiento con Moscú al recordar que el conflicto en Ucrania era «resultado de muchos factores complejos».
Pero otros países que en los pasados días se mostraron equidistantes hoy se desmarcaron de Rusia, en desacuerdo claro con el reconocimiento unilateral de esas dos repúblicas del este de Ucrania porque consideraron que es la ruptura de un pilar del orden mundial como es la soberanía y la integridad de los estados miembros de la ONU.