La ruptura del diálogo entre el Gobierno y la oposición de Venezuela no fue sorpresa para analistas políticos que desde el inicio de las conversaciones advirtieron que estaba condenado al fracaso.
Nunca la mesa del diálogo estuvo sustentada sobre cuatro patas. Durante las conversaciones ninguno de los puntos fue consensuado y siempre se trató de propuestas aceptadas por ambas partes, pero sin conclusiones concretas.
El 14 de septiembre del año pasado, días después del inició de la exploración del diálogo entre los delegados venezolanos en el país, el el expresidente español Felipe González, advirtió que desgraciadamente no iría a ninguna parte, “porque no tenía ni agenda ni objetivos”.
Resaltó que el diálogo que se celebra en República Dominicana sigue las mismas características del impulsado el pasado año por varios expresidentes de la región.
Pero el 25 de julio del 2017, dos meses antes, el exmandatario español tuvo las mismas expresiones sobre el diálogo que mediaba el expresidente Leonel Fernández, Martín Torrijos y su colega compatriota José Luis Rodríguez Zapatero.
Ambas partes entraron en la manipulación de la opinión pública, con resaltar su verdad sobre le diálogo.
Fecha de elecciones
La fecha de convocatoria de las elecciones fue el tema que hizo fracasar el diálogo mediado por el presidente Danilo Medina, el canciller Miguel Vargas Maldonado y el expresidente Rodríguez Zapatero, porque mientras el presidente Nicolás Maduro plantea que sea en abril, la oposición sugirió el segundo semestre del año, con seis meses posterior al acuerdo.
Gobierno y oposición hicieron público en Twitter los documentos con las propuestas discutidas en el diálogo del 1 y 2 de diciembre y los del martes y miércoles.
El presidente Maduro anunció en Caracas que firmó el acuerdo no firmado por la oposición y que convoca para el 22 de abril las elecciones presidenciales, fecha que oficializó hoy el Consejo Nacional Electoral.
Mientras Julio Borges, vocero de la oposición en el diálogo, publicó el documento alternativo presentado por ellos que indica en su primer punto que el gobierno y la oposición acordaban “trabajar conjuntamente, en la medida que el Gobierno avance en el otorgamiento de garantías democráticas en Venezuela, para que se revisen y supriman las sanciones unilaterales contra el país, que bloquean capacidades financieras para atender necesidades básicas del pueblo venezolano”.
El documento opositor plantea que “en el tema electoral no se fijaba de antemano la fecha de las elecciones, sin embargo, se precisaba cómo debería funcionar la observación electoral”.
Agrega que “se acordará la creación de una misión de observación electoral internacional “dirigida por la ONU e integrada adicionalmente por representantes de diversas organizaciones internacionales, los países acompañantes de este acuerdo y cualquier otro país u organización acordado por las partes”.
División oposición
La oposición venezolana acudió al diálogo siempre con posiciones divididas, pero sobre todo sin un líder que sea el interlocutor ante la comunidad internacional y el Gobierno.
Los opositores participaron divididos en las elecciones ganadas por Maduro y en el diálogo estaban temerosos a asumir posiciones en torno a los temas por las opiniones de sectores venezolanos en redes sociales.
La comisión del gobierno, integrada por Jorge Rodríguez y Delcy Rodríguez se marchó por la negativa de la oposición.