P. Regino Martínez, sj.
“El miedo es, desgraciadamente, más fuerte que el altruismo, que la verdad, más fuerte que el amor. Y el miedo no los están dando todos los días en los periódicos y la televisión”, José Luis de Sanramón Sáez.
Este espacio de opinión, durante este mes, será una reflexión curiosa, dolorosa, triste y preocupante porque, fíjense ustedes, este año se cumplen, el día 6 octubre, los 75 años de la masacre y genocidio de las muertes de haitianos y dominicanos ordenadas aquí en la frontera por el general Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Todo empezó por Dajabón después del zapatazo. Contra humildes personas cuyo delito era ser negros y pobres. Se asesinaron a diestra y siniestra a haitianos y dominicanos negros porque Trujillo quería limpiar la frontera de negros.
Digo que, entonces, esa situación dolorosa y preocupante, del pasado siglo XX, hoy, con nuevas características, es reiterada (sin los asesinatos) por los miembros de la Dirección General de Migración (DGM). Estos, en la actualidad mantienen viva la imagen y prácticas trujillista afirmadas por los hechos, adelantada a esta fatídica fecha tanto en Cayetano Germosén, Moca, como en Santiago.
En el Naranjal, los Hospedaje Yaque, la semana pasada y el día 26, en Santiago inspectores de migración por el día van averiguando la situación haciéndose inocentes y haciéndose los reconocidos sin presentarse como son y por la madrugada de la noche realizan sus desalojos preferidos, sin contar con orden de allanamientos ni fiscales, empleando todo tipo de violencia, como enclaustrarles las puertas a los migrantes y dejando una sola abierta.
Como consecuencia de esta acción, algunos se lanzaron desde la tercera planta causándose golpes, heridas y roturas en sus magros cuerpos.
Entonces, estas malas e inconstitucionales acciones violentas de la DGM, de Moca y Santiago, están reavivando próximo a estos 75 años el genocidio trujillista y de sus alcahuetes del 1937, es vergonzoso que suceda en el siglo XXI, 2012.
La mentalidad retrógrada anti humana, denigrante y de extorsión empleada contra estos seres humanos, nos reiteran que, un Padre Montesinos, de la época colonial Española, debe ahora gritarle al oído del director de la DGM. Licenciado José Ricardo Taveras, que
descontinúe esa práctica, pues, él conscientemente, con su silencio, legitima estas aberraciones étnicas muchas de las cuales los tribunales CIDH y de la Haya, la califican como de Lesa Humanidad.
Tanto en el Naranjal, de Santiago, y aquí en la Línea Noroeste son hechos concretos: repatriaciones y apresamiento de inmigrantes irregulares cometido a altas horas de la noche, lo que está prohibido por la Ley 285-04 de migración, donde en su artículo 151 le invitan a la DGM a hacer su trabajo legalmente.
Dios manda a los hombres inteligentes un plan pensado el cual esperamos estas circunstancias actuales de los inspectores oficiales de la migra no empuje hacia una nueva masacre, donde aparentemente ellos nos quieren que la ciudadanía dominicana le haga caso.
Fíjense ustedes, amigos, amigas lectores, de una cosa, nosotros los/as dominicanos/as a nivel eclesiástico, todas las iglesias con sus nomenclaturas evangélicas, episcopales y católica hemos mantenido silencio ante el genocidio trujillista, desde el mismo hecho: primero, hemos mantenido ese silencio defendiendo nuestros privilegios: y segundo, los políticos Gobernantes de turnos, algunos intelectuales, comunicadores y periodistas por los prejuicios difundidos, también son cómplices del genocidio cometido por la alcahuetería trujillista.
Pero lo más triste es, que el mismo pueblo dominicano, actualmente, por el miedo que hereda cada día en las escuelas y los medios, se cree cómplice de la masacre de la frontera y, en su imaginario trujillista del día a día vive implorando la vuelta al genocidio. Sino, léanse los comentarios que se les harán a este artículo.
Aunque estamos viviendo en una Democracia Representativa, la cual no representa a nadie, pues, los mismos temas del 1961 son casi los mismos del 2012, es por lo que, nadie quiere hablar, nadie quiere decir algo, todo el mundo prefiere callar, por prejuicio, por intereses, por miedo. Si la gente capacitada no hablamos de esta nueva versión moderna del trujillismo que la DGM y su director, José Ricardo Taveras, y, subalternos como el Sr. Cabrera están impulsando, haciendo allanamientos, apresamientos, deportaciones, y repatriaciones haciéndolo en las noches y madrugadas, la mayoría de las veces sin orden judicial y ni fiscal en contra de trabajadores irregulares haitianos en el Cibao.
Nunca borraremos de la memoria del pueblo dominicano la masacre del 1937, hasta tanto los partidos políticos gobernantes del Estado Dominicano no llamen a la ciudadanía a la solidaridad, fraternidad, a través de acciones hacia el desarrollo intercultural