SANTIAGO.-El tema de la preservación y conservación de los recursos naturales se ha convertido en la de nunca acabar en la República Dominicana, porque gobierno tras gobierno se habla de lo que hay que hacer, pero nadie detiene la contaminación y desaparición de miles de ríos, arroyos, cañadas y cuerpo de agua, en todo el territorio nacional.
Un ingrediente importante ha sido la deforestación de zonas viscosa, pero a diario se observa en las carreteras vehículos cargado de madera, cuyo cortes han sido autorizado por las autoridades de Medio Ambiente y Recursos Naturales, acción de contribuye grandemente a la desaparición de importantes fuentes de agua.
Lo mismo ocurre con la extracción de material tanto de ríos, como de minas, práctica se realiza a diario ante los ojos de las autoridades, quienes no la detienen, pero sus discursos siempre es la necesidad de preservar y conservar dichos recursos.
La más reciente declaración del presidente Danilo Medina, en Hondo Valle, provincia Elías Piña, en la lejana y apartada región del Sur del país, en el sentido de que a partir de ahora el que se meta a deforestar va preso, pero eso se hace a diario en casi todo el territorio nacional y no pasa nada.
Al conversar con los productores de la zona, el jefe de Estado dijo con visible determinación: “A partir de ahora, el que se meta a deforestar va preso”, lo que significa que habrá consecuencias para aquellos que incurran en el delito de la tala ilegal y depredadora de árboles.
Por años la extracción de material en los ríos, Camú, en La Vega, Copey, Unijica y Bajabonico, en Puerto Plata, Nizao y Haina en San Cristóbal y la contaminación indiscriminada del ríos Yaque del Norte, de manera muy especial a su paso por Santiago, acabaron con su cauce, sólo por poner algunos ejemplos de los tantos casos y las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, no hicieron nada para detener su desaparición.
La misma situación ha ocurrido con la explotación de minas desde donde se extraen toneladas de materiales en casi todo el territorio nacional y la extracción minera, en las provincias de Sánchez Ramírez y Monseñor Nouel, ante la mirada indiferente de las autoridades.
Mientras eso ocurre sus efectos son cada vez más palpable, con la escasez de lluvias y los sedimentos que llegan hasta los embalses construido para suplir los principales acueductos y el regadío de extensas áreas de terreno dedicado a la producción agrícola.