MADRID, España.- Los restos del dictador español Francisco Franco serán llevados el 11 de junio próximo al mismo cementerio donde se encuentran los de su amigo, el también dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, el personaje más famoso y controversial que ha tenido la República Dominicana en todos los tiempos.
Se trata del camposanto de Mingorrubio-El Pardo, ubicado cerca de Madrid, donde también están inhumadas otras figuras importantes de España, entre ellas artistas, políticos y uno que otro acaudalado empresario.
A lo largo de 31 años Trujillo ejerció el poder en la República Dominicana, unas veces como presidente y otras utilizando a gobernantes títeres. Durante su dictadura este país caribeño pasó a ser, de una aldea a un país con estructuras físicas e instituciones estatales sólidas, aunque con muy escasas libertades públicas.
La influencia de trujillo, para bien o mal, ha sido tal que no hay un sólo día en que su nombre no salga a relucir en las múltiples tertulias nocturnas que se escenifican fundamentalmente en la capital dominicana.
¿Cómo llegaron los restos de Trujillo a España?
Trujillo, con 69 años de edad, fue asesinado a balazos el 30 de mayo del 1961 cuando se dirigía en la noche a San Cristóbal, su ciudad natal.
Su sepelio fue el 2 de mayo de ese mismo año en esta última ciudad y su cadáver depositado en el sótano de la Iglesia Parroquial, una sólida edificación inaugurada el 24 de octubre de 1949. Muestra del servilismo de los contemporáneos hacia “El Jefe” es que esta inauguración coincidió con el cumpleaños número 58 de Trujillo y que el templo llevó inicialmente nada más y nada menos que el nombre de “San Rafael”.
(Cuando se diseñó este templo, su arquitecto, el francés Henry Gazón Bona, concibió que su sótano estuviera destinado a ser un gigantesco panteón donde reposarían los restos de Rafael Leónidas y 30 de sus parientes cercanos, como “homenaje de gratitud” a este “ilustre” hijo de San Cristóbal, considerado “benefactor de la Patria y padre de la Patria Nueva”).
El cadáver del Dictador fue depositado en un sarcófago de bronce, rodeado de docenas de coronas de flores. Permaneció en ese lugar seis meses hasta la noche del 19 de noviembre de 1961, cuando fue retirado por su hijo Ramfis. En medio de un sigiloso operativo militar, sacaron el cuerpo del sarcófago y lo depositaron en otro más liviano para ser llevado al muelle de Andrés, Boca Chica, donde lo esperaba el yate Angelita para ser sacado luego del país junto a numerosas cajas herméticamente cerradas (supuestamente cargadas de dólares y lingotes de oro). La nave era escoltada por la Fragata 101, de la Marina de Guerra, al mando del entonces capitán de Navío Francisco Javier Rivera Caminero.
Esa misma noche los Trujillo entregaron el poder y se marcharon del país. En otro yate denominado “Presidente Trujillo”, comandado por el capitán César Gil García, iba el general Trujillo hijo, su cuñado Luis José León Estévez y sus amigos Gilberto Sánchez Rubirosa y Marcos Gómez hijo, además de una hermosa alemana “amiga” de Ramfis, que frecuentaba una casa veraniega que éste tenía donde hoy está el Club Náutico de Santo Domingo.
En la madrugada del lunes 20 de noviembre el yate llegó al puerto de Basse-Terre, Guadalupe, y continuó ruta hacia Point-a-Pitre donde los pasajeros tomaron un avión con destino a París. Posteriormente la fragata fue retornada a la base naval de Las Calderas, en Baní.
Aparentemente, al llevarse el cadáver del templo de San Cristóbal, el hijo mayor del fallecido tirano buscaba impedir que tras su salida de la República Dominicana dicha tumba fuera profanada y los restos de su padre ultrajados.
La prensa publicó que llevaba US$95 millones
Salomón Sanz, quien fuera amigo personal de Rafael Trujillo hijo, narró en una oportunidad al periódico El País, de España, las peripecias de los restos mortales del dictador dominicano: “Corría el mes de noviembre de 1961 y el cadáver embalsamado de Trujillo navegaba en el lujoso yate Angelita con rumbo a Francia. Al llegar a las islas Azores, se ordenó al comandante del barco que regresara a la República Dominicana”. La orden llevaba tras de sí un argumento de peso: la Prensa había revelado que el yate transportaba 95 millones de dólares en lingotes de oro.
“Se requisó la carga del barco sin que aparecieran los lingotes. El féretro, sin embargo, fue respetado y pudo salir a duras penas de las islas en un DC-7 de la compañía Panamerican con destino al aeropuerto de Orly (París). En diciembre de 1961 fue enterrado en el cementerio de Pére Lachaise, a escasos metros de la tumba de Beethoven”. Pero lo que hoy queda en el cementerio francés no es más que la lápida.
Los restos mortales fueron llevados a Madrid nueve años después por iniciativa de la última esposa del dictador, María Martínez Alba, natural de un pueblo de Cádiz (Trujillo se casó tres veces y tuvo ocho hijos).
Quizás la decisión de la Familia Trujillo de trasladar los restos a Francia estuvo basada en el hecho de que años antes, en 1954, Trujillo realizó una visita de Estado a España, donde fue recibido como un rey por el entonces dictador Francisco Franco. Durante la misma recibió los más altos honores y fue condecorado en el palacio de El Pardo. Franco le entregó el collar de la Orden de Isabel la Católica y Trujillo reciprocó imponiéndose la Gran Cruz-Placa de Oro de Trujillo.
En los años siguientes Ramfis visitaba con frecuencia Madrid, donde ya era famoso por sus parrandas nocturnas y francachelas “a cuerpo de rey”. Poco después murió en Madrid.
Una vez dentro del camposanto, se observan panteones de familias distinguidas, como las de Oreja Aguirre o Banús. A poca distancia de la entrada está un imponente mausoleo con un gran letrero que dice “Familia Trujillo”, de unos ocho metros cuadrados y que sobresale porque está forrado de mármol negro. Su entrada está flanqueada por un pórtico con dos columnas. A través de la puerta acristalada se llega a distinguir el interior, con un pequeño oratorio de mármol con flores secas.
Contrario a lo que medios periodísticos han señalado, la tumba no está abandonada ni tampoco es humilde. Aquí también están los restos de Ramfis Trujillo Martínez, el hijo mayor del Dictador, quien murió aquí el 28 de diciembre de 1969 en un accidente automovilístico.
“Misterioso visitante”
Uno de los empleados del cementerio Mingorrubio-El Pardo reveló que hace poco tiempo estuvo allí un “misterioso personaje” que, a juzgar por las apariencias, es una figura muy importante de la República Dominicana. “Primero vinieron dos oficiales a hacer observar el panteon de Trujillo y todo su interno, y al otro día llegó el personaje con una escolta de más de nueve personas que viajaban en vehículos negros”.
Los periodistas nos marchamos del lugar reflexionando sobre las ironías de la vida, las cuales han hecho que el cadáver de Trujillo, uno de los personajes más relevantes de la historia dominicana, se encuentren “reposando” en un país en el que nunca vivió ni al cual sirvió.
sp-am