Con apenas cuatro meses, un bebé sobrevivió solo y lastimado por más de 22 horasrodeada de destrucción en un edificio destrozado por el devastador terremoto del sábado pasado en Bhaktapur, una ciudad situada en el Valle de Katmandú, informó el diario Kathmandu Today, que mostró impactantes fotos del rescate.
El domingo, el equipo de rescate nepalés pasó por la zona del edificio destruido y no notaron la presencia del pequeño. Sin embargo, cuando se estaban yendo, escucharon un llanto infantil y retornaron al encuentro del bebé.
Según el diario, el nombre del pequeño es Sonit Awal y, tras las primeras examinaciones médicas, se encuentra en condición estable sin heridas internas.
Rishi Khanal, de 27 años, todavía no puede creer lo que vivió y no tiene palabras para agradecer que finalmente lo hayan encontrado.
Estuvo tres días y medio bajo escombros. Pensó que nadie lo encontraría y que moriría en cualquier momento. Tuvo hambre y sed. Bebió de su propia orina en sus desesperados intentos por sobrevivir. Y lo logró. Ayer lo sacó un equipo de rescatistas franceses de entre las ruinas de un hotel, 82 horas después del terremoto de 7,8 grados que sacudió Nepal.
El sábado último, había terminado de comer en un hotel en Katmandú y subió a la segunda planta cuando de pronto todo comenzó a moverse y a caer. Fue golpeado por la mampostería que caía y quedó atrapado con el pie aplastado por los escombros.
“Tenía alguna esperanza pero ayer me di por vencido. Mis uñas se pusieron blancas y mis labios se agrietaron… Estaba seguro de que nadie vendría a buscarme. Tenía claro que iba a morir”, dijo a la agencia AP desde la cama de un hospital, acompañado de su familia.
Estaba rodeado por gente muerta y había un olor terrible. Pero siguió golpeando los escombros que lo rodeaban y esto fue finalmente lo que hizo que un equipo de rescatistas franceses lo liberaran en una operación que duró muchas horas. Cuando salió a la superficie, se enteró que había pasado 82 horas atrapado en la que podría haber sido su tumba.
“No llegaba ni salía ningún sonido. Seguí golpeado contra los escombros y al final alguien respondió y vino a ayudarme”, dijo. “No había comido ni bebido nada así que bebí mi propia orina”, contó.