Washington, 15 oct (EFE).- Los republicanos de la Cámara de Representantes de EE.UU. no han logrado por el momento llegar a un acuerdo para impulsar un plan propio que permita reabrir la Administración y evitar la suspensión de pagos, pero se comprometieron a seguir trabajando para alcanzar hoy una solución.
El presidente de la Cámara baja, el republicano John Boehner, dijo a periodistas tras una larga reunión con miembros de su partido que no habían llegado aún a un acuerdo para impulsar un plan cuyos detalles trascendieron poco antes y que fue rechazado de inmediato por la Casa Blanca.
“No hemos tomado ninguna decisión sobre qué haremos exactamente”, afirmó Boehner, quien se comprometió no obstante a “trabajar” con los representantes de ambos signos políticos para “intentar encontrar una forma de avanzar hoy”.
Según fuentes del partido citadas por la cadena CNN, Boehner no ha logrado reunir los votos suficientes para llevar a cabo esta tarde una votación sobre el plan, como estaba previsto.
No obstante, aún es posible que los líderes republicanos recaben en las próximas horas los apoyos necesarios para garantizar el respaldo al plan y poder votarlo.
“Estamos tratando de encontrar una salida que sea bipartidista y que permita seguir proporcionando justicia a los estadounidenses bajo (la reforma sanitaria) ‘Obamacare'”, señaló Boehner y admitió que hay “muchas opiniones” dentro de su partido.
El líder republicano se comprometió a hacer lo posible para eliminar el riesgo de que el país entre en suspensión de pagos a partir de este jueves, cuando está previsto que se alcance el techo de endeudamiento de Estados Unidos -actualmente en los 16,7 billones de dólares- y el Tesoro se quede sin fondos para pagar la deuda.
“Siempre he dejado claro que la idea de (permitir) la suspensión de pagos es la equivocada y no deberíamos acercarnos en absoluto a ello”, afirmó.
El plan que debatieron hoy los republicanos autorizaría la financiación temporal del Gobierno hasta el 15 de enero y elevaría el techo de la deuda federal hasta el 7 de febrero, a cambio de algunas concesiones relacionadas con la reforma sanitaria, incluido el retraso de uno de sus impuestos durante dos años.
La Casa Blanca rechazó hoy el plan a través de su portavoz adjunta, Amy Brundage, que lo definió como “un intento partidista de apaciguar a un pequeño grupo de republicanos del Tea Party que obligó al cierre del Gobierno”.
“Los miembros del Congreso no pueden exigir un rescate por el cumplimiento de sus responsabilidades básicas para aprobar un presupuesto y pagar las cuentas de la nación”, afirmó Brundage.
El Gobierno de Barack Obama confía en el éxito de una propuesta bipartidista que se está negociando en el Senado, y el mandatario se reunirá hoy con varios congresistas demócratas para garantizar todos los apoyos posibles a esa iniciativa en el caso de que sea enviada y votada en la Cámara baja.