MOORE, Oklahoma, EE. UU. (AP) — Los residentes regresaban gradualmente a este suburbio de Oklahoma City, devastado por un tornado, lidiando con qué hacer frente a las pérdidas masivas y un futuro incierto.
Con su hijo tomándola del brazo, Colleen Arvin, de 83 años, recorría el frente de lo que quedaba de lo que fue su casa durante 40 años.
Era la primera vez que la abuela regresaba a su casa desde que un tornado monstruoso y mortífero asoló este vecindario en los alrededores de Oklahoma City.
Parte del techo estaba desplomado en el patio delantero y el revestimiento de la fachada de la casa ??había desaparecido. Mientras su hijo, Jeff, y sus nietos removían los escombros para rescatar algo de lo que quedaba de sus pertenencias, la abuela hizo una broma pese a la situación.
“Oh, gracias a Dios”, dijo, riendo, cuando un nieto le trajo las llaves. “Podemos entrar en la casa”.
El tornado del lunes mató a por lo menos 24 personas, destruyó innumerables casas y casi arrasó con una escuela primaria, donde murieron siete niños.
Mientras los funcionarios estatales y federales trabajan para establecer centros de apoyo por desastre, Arvin y otros residentes de Moore empiezan a evaluar lo que queda de sus viviendas y otras posesiones, y pensar qué es lo que harán después.
Las autoridades aún tratan de dilucidar qué harán en los próximos días, semanas y meses: ¿Las viviendas serán reconstruidas o derribadas? ¿A qué escuelas irán los niños? ¿Cuánto costará todo?
Los rescatistas han estado buscando sobrevivientes y víctimas, y las autoridades dijeron el martes que planeaban seguir verificando —a veces dos o tres veces— los sitios arrasados.
Los funcionarios no estaban seguros de cuántos inmuebles fueron destruidos o cuántas familias se quedaron sin techo. Los equipos de emergencia tuvieron dificultades para cruzar los barrios devastados porque no quedaron señales de las calles.
Algunos equipos de rescate utilizaron supercelulares o dispositivos GPS para guiarse a través de áreas sin puntos de referencia reconocibles.
El jefe de bomberos de Moore, Gary Bird, dijo el martes que confiaba en que no hay más supervivientes ni cadáveres entre los escombros. Cada vivienda dañada fue revisada por lo menos una vez, dijo Bird, pero su plan era revisar tres veces cada construcción para estar seguros.
“Estoy 98% seguro de que estamos bien”, dijo Bird.
Los trabajadores pintaban una X en cada estructura para indicar ya había sido revisada.
El tornado, con vientos de hasta 320 kilómetros por hora (200 mph), redujo las viviendas a rumas de madera astillada. Moore es un pueblo situado en la región central de Estados Unidos, conocido como Callejón de Tornados. Menos del 1% de los tornados ha llevado vientos de esa velocidad.
El Servicio Meteorológico Nacional dijo que el tornado tenía categoría EF5 en la escala Fujita revisada, el tipo más potente de tornado. Es el primer EF5 que se presenta en el 2013, dijo la vocera Keli Pirtle.
En Washington, el presidente Barack Obama prometió que el gobierno brindaría ayuda.
“En un instante los vecindarios quedaron destruidos, decenas de personas perdieron la vida, mucho más sufrieron lesiones”, dijo Obama. Entre las víctimas hubo niños que intentaban refugiarse en el lugar más seguro que conocían, su escuela”, destacó.
La localidad de Moore “necesita recibir todo lo que necesite de inmediato”, agregó.