La cifra final de muertos en una devastadora avalancha en Italia quedó el jueves en 29 personas, después de que se recuperasen los últimos cuerpos de entre los restos de un hotel aplastado por toneladas de nieve.
Los bomberos anunciaron la cifra a primera hora de la mañana, tras una semana de esfuerzos en el aislado hotel Rigopiano, en el centro del país. Nueve personas fueron rescatas con vida en los primeros días de la operación.
El primer ministro, Paolo Gentiloni, admitió demoras y “fallos” en la operación inicial de rescate, después de que las autoridades locales restaran importancia a los primeros avisos sobre el alud. Sin embargo, Gentiloni dijo el miércoles al Parlamento que éste no era el momento de buscar un chivo expiatorio.
Las autopsias de los primeros seis cuerpos examinados indicaron que la mayoría murió por los traumatismos iniciales del colapso del hotel, aunque algunos también mostraban signos de hipotermia y asfixia.
En su comparecencia ante el parlamento, Gentiloni hizo hincapié en la tormenta sin precedentes que se abatió sobre la zona la semana pasada, cuando cayeron más de dos metros (seis pies) de nieve en 72 horas sobre el aislado hotel. Después se produjeron cuatro fuertes sismos que remecieron todo el centro de Italia.
El alud posterior dejó unas 60.000 toneladas de nieve, rocas y árboles arrancados sobre el establecimiento, sepultando a las 40 personas que estaban dentro. Nueve fueron rescatadas con vida, incluidos los cuatro niños. Dos personas escaparon y pidieron ayuda, pero la oficina del prefecto de Pescara restó importancia a los avisos pensando que era una broma y el hotel estaba a salvo.
La operación de rescate no comenzó hasta una o dos horas más tarde y pasaron unas ocho horas hasta que los primeros rescatistas llegaron al lugar a pie porque las carreteras estaban impracticables.
Gentiloni dijo a los legisladores que una pesquisa penal ya en marcha dirimiría responsabilidades.