Sin pena ni gloria, en silencio y con apatía, ha sido recibido el anuncio de la elección del Ministro de Salud Pública, doctor Daniel Rivera, como candidato a senador del PRM y aliados, en Santiago.
Cuando se producen elecciones de la magnitud de la candidatura a senador de un partido llueven las felicitaciones y pronunciamientos de halagos públicos de la dirigencia del partido al que pertenece el postulado, pero en el caso de Daniel Rivera ningún dirigente del PRM ha mostrado alegría, aunque sea simulada, como ocurre en la política.
Se nota a legua el mutismo de los perremeistas santiaguinos (Santiaguenses o Santiagueros) y aflora en ellos el descontento y la imagen de las sonrisas falsas del adolorido, los cuales no ocultan el pique que acarrea la disolución de las personas cuando se les arrebata lo que busca y se ha ganado.
La dirigencia nacional del Partido Revolucionario Moderno (PRM) anunció el viernes pasado a Daniel Rivera como la el designado en candidaturas reservadas a senador por la provincia de Santiago.
Se recuerda que en agosto del año pasado el actual senador de esa provincia y aliado del PRM, Eduardo Estrella, anunció que no aspiraría al cargo de senador por esa demarcación y apoyaría al candidato que elija el actual partido gobernante.
La postura de Estrella dejó una posibilidad abierta de que el candidato o candidata a senador del PRM, en Santiago, fuera otra persona, por lo que la gobernadora civil de la provincia , constructora del proyecto presidencial Luís Abinader y del PRM, Rosa Santos, albergó la esperanza de ser la escogida para la renombrada posición y por eso no detuvo su incansable trabajo en pos de lograr tan privilegiada posición.
Se mantuvo el hermetismo , pero el pasado viernes llegó la noticia de la desilusión y ante tan importante y esperado anuncio no se ha producido ni si quiera un ruido o música de alegría.
Los perremeistas del primer Santiago de America, capital del Cibao y segunda ciudad del país, están en silencio y tragando en seco, por obediencia o por la conservación de un puesto público o por la posición política que ocupan en el partido.
El silencio perremeista en Santiago sobre la candidatura senatorial es peligroso, porque todos aceptan lo que diga el presidente Abinader, pero con un nudo en la garganta y con el trago amargo quemándole la boca, mientras las ideas vengativas hierven y se cocinan en el cerebro, cuya ebullición podría provocar una detonación volcánica en las urnas del próximo mes de mayo.